
Resulta desolador que la desaparición del tesoro documental malagueño, especialmente el sufrido en el incendio provocado del Palacio Episcopal en 1931, nos prive de conocer los detalles relativos a personajes, hitos históricos y conjuntos artísticos.
Esta tara nos impide, por ejemplo, conocer en profundidad la génesis y las circunstancias que marcaron la construcción de una obra tan meritoria como la referente a la sillería del coro catedralicio. Sí resulta conocido que, aun existiendo la labor de otros artífices anteriores a Pedro de Mena, es este escultor quien pasa por ser su principal creador, dado que culminó la magna obra en todos sus detalles, incluidas cuarenta y dos de sus tablas.
El trabajo de Mena comenzó en 1658 y sabemos con certeza que se comprometió a culminarlo en el periodo de dos años y por un montante de cuarenta mil reales. Gracias a unos registros conservados en el Archivo Histórico podemos saber que esta cantidad se le iba desembolsando al maestro en razón de doscientos reales semanales. Con todo, ese dinero no iba a parar íntegro a la faltriquera del escultor, dado que contaba con oficiales a su servicio a los que empleaba como ayudantes para realizar detalles y relieves secundarios en la sillería, como los que se encuentran en los respaldos y laterales de los asientos.
Uno de los citados apuntes de contabilidad, fechado justamente el 14 de agosto de 1660 y, con la grafía de la época, nos ilustra sobre el alcance de la intervención del maestro granadino en el conjunto coral: A Pedro de Mena, escultor, doszientos rs. Que se le dan por quenta de los santos q. ba aziendo y coronazión que ha de hazer.

