Las Misioneras de las Doctrinas Rurales regresan a la misión en la diócesis.
En enero de 1922 comenzó la Obra Apostólica de las Misioneras de las Doctrinas Rurales, fundada por el sacerdote jesuita Tiburcio Arnaiz. Su inspiración y consejo fue seguido por María Isabel González del Valle, cofundadora de las Misioneras de las Doctrinas Rurales. El Padre Arnáiz dio a las misioneras por lema: «todas buscan no sus intereses, sino los de Jesucristo», que explica el espíritu de entrega necesario en la tarea desarrollada, y está inspirado en una queja de san Pablo cuando escribe a los Filipenses: «todos buscan sus intereses, no los de Jesucristo».
María Isabel escribió y firmó con su sangre una consagración donde decía: «Imprime con fuerza en mi corazón el deseo de salvar las almas como Tú las salvaste». Palabras que resumen la actividad de las misioneras que ahora desean hacerse presente en las distintas parroquias por las que el padre Arnáiz misionó. El jesuita misionó sesenta y ocho pueblos, algo que buscan recuperar las Hermanas para evangelizar y dar a conocer mejor la figura de su fundador, cuya causa de beatificación está ya muy avanzada, habiendo sido positivo el resultado de la consulta médica del presunto milagro para su beatificación.
En este sentido, Mons. Catalá anima «a los sacerdotes implicados a acoger con fraternidad a las Hermanas de las Doctrinas Rurales que se pondrán en contacto con las parroquias».