El jesuita Alvar Sánchez abre la campaña de Manos Unidas con una conferencia en el CESET

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Dentro de la presentación de la Campaña LXVI «Compartir es nuestra mayor riqueza», de Manos Unidas, el jueves 6 de febrero, a las 19.00 horas, tiene lugar una conferencia en el salón de actos del Centro de Estudios Teológicos San Pablo impartida por el jesuita Alvar Sánchez Calvo, quien vive desde 2018 en Nador y sirve en Cáritas Marruecos además de ser el promotor del proyecto de la Delegación de Migraciones de la diócesis de Tánger.

El 9 de febrero se celebra la Campaña contra el Hambre. Las colectas de ese domingo se destinan, de forma especial, a los proyectos de desarrollo que Manos Unidas pone en marcha en los países más necesitados de todo el mundo. Desde Manos Unidas Málaga invitan a participar también en el Día del Ayuno Voluntario, que tiene lugar el viernes previo a la campaña, el 7 de febrero. 

Con el lema de Manos Unidas para este 2025, «Prosperidad para erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad», quieren «redifinir la prosperidad como un compromiso compartido, donde el bienestar individual esté intrínsecamente ligado al bienestar de todas las personas que formamos parte de nuestra comunidad y, al cuidado de la casa común, nuestro planeta», explican desde esta ONG católica para el desarrollo Manos Unidas. 

Y es que «nuestra prosperidad personal carece de significado si aquellos que nos rodean sufren. En 2025 buscamos compartir nuestra prosperidad en todas sus dimensiones (personal, económica, familiar y social) para que todos tengan la oportunidad de alcanzar su pleno potencial y vivir con dignidad. En definitiva, se trata de un viaje de ida y vuelta hacia el cuidado de lo que verdaderamente importa». 

«En la actualidad, medimos la prosperidad en base a la capacidad de consumo que podemos realizar. Pienso, luego consumo. Y esa búsqueda desenfrenada de la prosperidad económica ha desplazado el auténtico sentido de la prosperidad. le damos prioridad a la acumulación de riqueza sobre la inclusión de las personas y la protección del medio ambiente: la imagen predominante de esa palabra es la de un paraíso económico en permanente expansión».

El reto

 Vivimos en un mundo marcado por la desigualdad y la cultura del descarte. Según los datos que ofrece Manos Unidas, 700 millones de personas sobreviven con menos de dos dólares al día y más de 783 millones pasan hambre. 

La cultura del descarte surge de la indiferencia global. En esta cultura, las personas se centran sólo en sus propios intereses, ignorando el bienestar de los demás. La prosperidad compartida pone a las personas, especialmente a las más pobres y excluidas, en el centro de la economía y las políticas sociales. Se basa en la justicia y la solidaridad. 

Como dice el papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti: «es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. Es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. En enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero».

Desde Manos Unidas se suman a la propuesta del Papa en la promoción de la «Economía de Francisco» con la que nos invita a superar la cultura del descarte y situar el compartir en el centro de nuestras vidas. 

Para eso, animan a todos a sumarse a algunos compromisos concretos:

  1. Toma conciencia de la situación de pobreza, hambre y desigualdad a la que se enfrentan miles de millones de personas en el mundo.
  2. Acércate a la propuesta del Papa «la Economía de Francisco».
  3. Comparte con otras personas tus inquietudes sobre la posibilidad de una economía más inclusiva y respetuosa con las personas y el planeta.
  4. Apoya las iniciativas de economía social como el comercio justo.
  5. Párate a pensar sobre tu estilo de vida, quizás puede ser más solidario.
  6. Practica el compartir como forma de vida.
  7. Disfruta y comparte todos los bienes que recibimos gratuitamente, como el sol, la naturaleza, la belleza.
  8. Apoya con tu consumo a los pequeños negocios y a la producción de cercanía respetuosa con el medioambiente.
  9. No despilfarres, comparte.
  10. Cuida los recursos que son escasos como el agua, para que puedan llegar a todas las personas en todas partes. 
  11. Comprométete a vivir una conversión ecológica desde la sobriedad, para frenar el consumismo que nos absorbe y descarta a miles de seres humanos.
  12. Deja por un momento el móvil, la tablet o las redes sociales y comprométete a dedicar ese tiempo a los que están solos o no cuentan para la sociedad; comparte con ellos tu tiempo, tu escucha, tu comprensión.

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