«Dios tiene una misión asignada para cada uno de nosotros»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

La parroquia Virgen del Camino, de Málaga capital, ha realizado el envío de los agentes de pastoral en la Eucaristía celebrada el sábado 15 de noviembre a las 19.30 horas.

El sábado, 15 de diciembre, víspera del Domingo 33º del tiempo litúrgico ordinario, y día de San Alberto Magno, nos hemos encontrado una vez más en la Celebración de la Eucaristía dominical de nuestra Parroquia, aunque esta vez con un carácter algo distinto al de otras, puesto que en ella tenía lugar el envío de todos los agentes de pastoral que colaboran en su crecimiento. Nuestro párroco, Francisco de Paula Piñero, ha estimado conveniente que fuese de esa forma comunitaria el hacer visible el servicio a los demás, ya que vivimos en una sociedad que día a día se va haciendo menos sensible a los valores cristianos. Pero Dios tiene una misión asignada para cada uno de nosotros, personas sin títulos especiales, dispuestas al servicio a los demás, solamente siguiendo la llamada del Señor, en medio de su vida, sus trabajos, sus estudios y respondiendo con un sí generoso.

A veces pueden surgir dificultades y preguntarnos ¿seré yo capaz? ¿serviré para esto?. Pero la tarea es obra del Señor y nosotros sólo debemos colaborar, por eso es importante que nos fiemos de Dios, que pongamos nuestra confianza en Él, en estos tiempos en que casi nadie se fía de nadie, Él confía en nosotros.

Toda la liturgia de la celebración giró en torno a ese hermoso gesto, con moniciones explicando cada una de las partes. Estuvo presidida por el propio Párroco, Francisco de Paula Piñero, acompañado del sacerdote de mayor edad de la comunidad religiosa, Ángel Ramos y también del más joven, Pablo Márquez. El P. Emilio Vega hizo de reportero gráfico. Después de la homilía, fueron nombrados todos los grupos y servicios que participan en la Parroquia e invitados a acercarse alrededor del presbiterio para el rito propio del envío, que concluyó con la imposición de la imagen de la Virgen de la Paz sobre la cabeza de cada uno de los agentes de pastoral y el beso de la Palabra de Dios, como signo de aceptación de la misión encomendada. Durante toda la Eucaristía, los cantos del coro estuvieron especialmente dedicados al motivo especial de la misma, ayudando a interiorizar la razón de la celebración.

Terminamos con la despedida y bendición del sacerdote y supongo que con las ganas de enseñar a vivir dando testimonio con nuestro quehacer diario, ¡a vivir bien… a vivir con sabiduría! Como el gran San Alberto Magno, al que la virgen le otorgó ese don, y nosotros debemos hacer como él, agarrarnos fuerte a su mano y junto a los demás, en comunidad, caminar haciendo el bien.

Meli González Gómez

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