El pasado día 12 de noviembre, el Consejo Pastoral Parroquial acordó organizar un homenaje a Conchita Rodríguez Pineda por su entrega, dedicación y desvelo continuos a dicha parroquia. El día de la Inmaculada Concepción, la parroquia celebró la fiesta de la Virgen y rindió un sencillo y sentido homenaje a Conchita, con una Iglesia repleta de personas y de cariño.
Conchita (Concepción Rodríguez Pineda), natural de Badolatosa, provincia de Sevilla, en aquel entonces perteneciente a la Diócesis de Málaga, fue criada en una familia de profundas raíces cristianas. Sus padres José Rodríguez y Matilde Pineda. En su familia se encuentra muy enraizada la vocación al sacerdocio; se recuerda a su tío D. Francisco Pineda -durante muchos años cura párroco de la parroquia de Santiago Apóstol en Málaga- y a su primo D. Manuel Pineda, sacerdote ejemplar de dedicación constante a la formación teológica de los seminaristas. Toda su familia, en general, destaca por su servicio a la Iglesia, actualmente su hermano Rafael centra parte de su dedicación como voluntario en el hogar Pozo Dulce, perteneciente a Cáritas diocesana.
En su juventud en Badolatosa ya comenzó su dedicación parroquial. Es entonces cuando ingresa en las Misioneras del Padre Soto viviendo de la Divina Providencia y pasando grandes penalidades y hambre. Posteriormente, ingresa en las Hermanas de la Cruz debiendo abandonar su vocación por motivos de salud siendo esto un motivo de sacrificio y de dolor. Pero Dios sabía lo que se hacía; la salida de las hermanas de la Cruz suponen el regalo que Dios le dio a su madre y a su hermana, enferma del corazón, que gozaron de la asistencia y cuidados de Conchita hasta el final de sus días, muriendo primero su hermana y más tarde su madre.
En los 40 años de existencia de la parroquia (1972-2012), siempre ha estado dedicada al servicio de la misma, poniendo flores, con esmero, y cuidando la sacristía y ornamentos litúrgicos. Por los enfermos siempre ha sentido gran predilección, como buena hija de Santa Ángela de la Cruz, es en ellos -en el desvelo por los enfermos- donde siempre ha destacado Conchita y no solo en el consuelo tan necesario, sino también en la ayuda espiritual que les ha prestado con sus consejos y ejemplo y, sobre todo, procurando que nunca les faltase la presencia del Señor. Todo ello gracias a un Amor grande -con mayúsculas-, al Señor, a la Virgen y a la Iglesia.
En definitiva, un ejemplo de cristiana, sencilla, humilde y efectiva. La parroquia y la Iglesia en general, le deben mucho.
Fue el día de la Inmaculada, a la que acompañó D. Antonio Gómez López, cuando se le rindió el homenaje. Los presentes o recuerdos que se le entregaron solamente suponen una muestra de lo mucho que la comunidad parroquial la aprecia. Al término de la Misa, el secretario del Consejo Parroquial procedió a la lectura del acuerdo que el Consejo tomó el pasado 12 de noviembre y Conchita recibió el homenaje público de toda la parroquia recibiendo una bendición Papal y una imagen de porcelana de la Virgen Milagrosa junto con una medalla de la Virgen Milagrosa también. Finalmente el párroco leyó una carta que le ha escrito el Sr. Obispo. Finalizado este acto compartieron el almuerzo en los salones parroquiales.
Acuerdo del Consejo Pastoral Parroquial por el que se organizó un homenaje a Conchita Rodríguez Pineda
Reunido el Consejo Pastoral Parroquial de nuestra parroquia el 8 de diciembre, acordó lo siguiente:
1.- Se acordó, por unanimidad de todos los miembros del Consejo y a propuesta del párroco D. José Manuel Ferrary Ojeda ofrecer un homenaje – reconocimiento a doña Concepción Rodríguez Pineda: para todos, Conchita.
2.- Consideramos, y creemos que recogemos el sentir de toda la feligresía. Reconocemos que su trabajo y dedicación a esta parroquia durante 40 años, que se cumplirán el próximo 11 de Diciembre (día de San Dámaso, titular también de la Parroquia) ha sido fruto de una fe enraizada en Cristo y alimentada por la devoción a la Stma Virgen María.
3.- Queremos, pues, reconocer su trabajo incansable en esta parroquia: en Cáritas parroquial, en la sacristía, llevando a los enfermos la comunión y atendiendo todas las necesidades que estuvieran en su mano. Ha sido siempre una ayuda incondicional a todos los sacerdotes que han pasado por la parroquia.
Por todo lo anterior, y seguramente por otras muchas cosas que no pueden recogerse en estas pocas líneas, se acordó este reconocimiento público, muestra de agradecimiento y motivo de alegría en toda la parroquia y en la Iglesia de Málaga.