
El profesor de los centros teológicos Daniel Harillo invita a profundizar en el Evangelio de este domingo, Solemnidad de la Ascensión.
Muchos no recordarán una frase repetida por muchos católicos: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Corpus Christi, Jueves Santo y el día de la Ascensión, porque el último jueves dejamos de celebrarlo, no por quitar importancia a la Ascensión sino porque pasó al domingo VII de Pascua. Hoy, Cristo nos recuerda que nuestra humanidad está llamada a disfrutar de Dios, que seremos salvados. Durante cuarenta días hasta la Ascensión, ha estado preparando a sus discípulos para la venida del Espíritu Santo. Conoce la fragilidad humana, por eso quiere reforzarlos y reforzarnos. Nos invita a rezar y a reflexionar, a saber que no estaremos solos, a que la oración sea el motor de nuestra vida. Lucas nos recuerda que la Pascua llega a su fin para comenzar la era del Espíritu, debemos abrirnos para empezar la gran tarea encomendada que sigue resonando en nuestros corazones a día de hoy; la construcción del Reino de Dios, el nacimiento de la Iglesia y el llevar el Mensaje de Cristo a cada rincón de la tierra. Es tiempo de dejar atrás los miedos y empezar a evangelizar. El Evangelio nos invita a crecer, a preparar nuestros corazones a la venida del Espíritu Santo, a contemplar la Gloria de Dios para con su Hijo que también será la nuestra. Es verdad que las circunstancias del mundo son complicadas, por eso debemos confiar y empezar a transformar nuestros corazones para conseguir transformar el mundo.