
El sacerdote Antonio Aguilera, deán de la Catedral y profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio de la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo (Jn 18, 33b-37).
Aquel primer viernes santo le dijo Jesús a Pilato, y hoy nos dice a nosotros: “Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo…”.
Y así, como rey, nosotros lo reconocemos y lo proclamamos: Jesucristo, rey del universo. Y celebramos hoy su fiesta.
Pero huyamos de la tentación, porque la palabra “rey” puede llevarnos a imaginar y pensar esta fiesta de hoy según las referencias que conocemos: monarquías de nuestro mundo que conllevan poder, boato, coronas, majestuosidad, dominio…
¿Tiene algo que ver la realeza de Jesús con estas realezas? Evidentemente que no: la cuna
de este rey fue un pesebre… Las calzadas reales fueron los polvorientos caminos de Galilea y Judea encontrándose con pobres y tullidos… El trono real fue la cruz… La relación con su pueblo fue la entrega total hasta la última gota de su sangre.
Pilato aquel día no entendió nada, o muy poco. Pero Jesús se lo dijo con claridad: “Mi reino no
es de este mundo”. Y unas horas antes lo había mostrado también con toda claridad: se puso a los pies de los discípulos y se los lavó.
¿Qué nos parecen este Rey y esta manera suya de reinar? Algo muy distinto del imaginario común, ¿verdad? Pues… nosotros somos discípulos de este Maestro; y él nos dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6).
Seamos buenos discípulos y asumamos el camino que nos muestra.
¡Así celebraremos bien el día de hoy: Jesucristo, Rey del universo!