El colegio Espíritu Santo de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa María de la Victoria de Málaga es un claro reflejo de que la obra que hace sesenta años puso en marcha el Cardenal Herrera Oria continúa dando sus frutos. Su profesorado sigue contribuyendo al desarrollo de estas barriadas y lo hace a través de una educación en valores que hoy en día reciben sus más de 600 alumnos.
Este año se cumplen seis décadas desde que el Cardenal Herrera Oria pusiera en marcha un proyecto educativo dirigido a la lucha contra el analfabetismo y al desarrollo de las zonas rurales y marginales de Málaga y provincia. 60 años después los resultados de que la misión ha sido fructífera se puede ver en colegios como el Espíritu Santo. Para su jefe de estudios, Francisco Sedeño, el mayor logro «es ver cómo los alumnos con dificultades escolares van progresando y eso es gracias a que nos volcamos con ellos». Y todo ello, como diría el Cardenal Herrera Oria, se ha realizado «a través de la formación y educación cristiana de los alumnos y la divulgación de los valores cristianos entre los miembros de la comunidad educativa».
El centro, emplazado en el sector de la Carretera de Cádiz entre las barriadas de Dos Hermanas y Nuevo San Andrés, tiene abiertas sus puertas «a la sencillez y humildad de sus vecinos». Y es que, no en vano, se trata de una zona que está catalogada por el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) como de privación socio cultural. Por eso sus 667 alumnos reciben una dedicación total por parte de un equipo de 40 profesores unido, formado, creyente y comprometido con el colegio. Y así se lo transmiten a sus estudiantes. Sus alumnos, de edades comprendidas entre los 3 y los 17 años, «respiran en sus aulas autenticidad», el amor como servicio, el ejercicio de la libertad responsable y en definitiva la formación de una conciencia solidaria inspirada en los valores del Evangelio. Adaptado a los nuevos tiempos, el centro cuenta, entre otras cosas, con un aula específica de educación especial, dos aulas de apoyo a la integración, un aula de educación compensatoria, otra de logopedia y un departamento de orientación. A ello se une un amplio abanico de actividades extraescolares que cubren las necesidades de los alumnos fuera del horario escolar.
Su ideario educativo ha hecho que sea el centro más demandado de los seis que hay en la zona. Tanto es así que la totalidad de las plazas que ofertan no sólo se cubren cada año, sino que incluso se genera lista de reservas. Además, su educación de calidad está avalada por los resultados de las pruebas de diagnóstico que realiza la Administración andaluza, que califica al colegio con los mejores resultados académicos de la zona. Una realidad que según Francisco Sedeño «es el mejor ejemplo de que, a pesar de las dificultades y algunas realidades sociales duras con las que nos encontramos, nuestra seña de identidad católica da buenos resultados».
Comprometidos
La solidaridad, tan presente en este centro, ha hecho que los alumnos tomen sus propias iniciativas dirigidas a ayudar a los más desfavorecidos. Para ello, a través de los grupos Victoria de catequesis se ha creado un mercadillo solidario que este mes de marzo celebra su segunda edición. Consiste en el intercambio entre ellos de juguetes que tienen en sus casas en desuso, a través de una cuantía económica simbólica. Con el dinero recaudado visitarán el centro de discapacitados «Cottolengo» para conocer sus necesidades y así ayudarles económicamente con lo recaudado.
