Clausura del Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga (Catedral-Málaga)

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Homilía de D. Jesús Catalá en la Misa celebrada en la Catedral de Málaga con motivo de la clausura del centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga.

CLAUSURA DEL CENTENARIO DE LA AGRUPACIÓN DE COFRADÍAS DE SEMANA SANTA DE MÁLAGA

(Catedral-Málaga, 28 mayo 2022)

Lecturas: Hch 18, 23-28; Sal 46, 2-3.8-10; Jn 16, 23b-28.

1.- Queridos hermanos, clausuramos hoy, final y felizmente, el Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, que fue instituida el 21 de enero de 1921 por el entonces obispo de Málaga, san Manuel González, cuya acta se firmó en la desaparecida iglesia de la Merced, destruida en la persecución religiosa.

La Agrupación es pionera en España en su género, con los objetivos de fomentar la piedad cristiana y de coordinar las procesiones de la Semana Santa malagueña, siendo fiel también a la finalidad de la caridad y a la labor social propia de las cofradías.

En estos largos años tanto la Agrupación como las cofradías miembros de la misma se han esforzado en mantener con fidelidad los fines para las que fueron instituidas. Por ello queremos agradecer la colaboración y la participación de todos, de los miembros que ocuparon cargos de alta responsabilidad y de los que desempeñaron los más humildes servicios. 

La exposición titulada “Memoria”, que hemos inaugurado hace poco, hace justicia a las diversas etapas por las que ha pasado la Agrupación, al compás de los avatares históricos y socio-políticos. Es una buena muestra de la gran aportación de las cofradías a la sociedad malagueña.

2.- En estos cien años habéis permanecido fieles a vuestra misión, queridos cofrades, contra viento y marea. Habéis profesado la fe, mantenido la esperanza cristiana y vivido el amor a Dios y al prójimo. 

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos ha hablado de Apolo, un judío natural de Alejandría, hombre elocuente y versado en las Escrituras (cf. Hch 18, 24), que «rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías» (Hch18, 28).

Hoy día hacen falta muchos “Apolos” que, formados adecuadamente en la fe y conocedores de la Sagrada Escritura, puedan dar testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, Salvador del mundo. Desearía que los cofrades fuerais como “Apolos” en este momento de la historia.

Os he animado a todos los cofrades, desde el inicio de mi pontificado en Málaga, a formaros mejor en la fe y al estudio de la teología para poder dar razón de vuestra esperanza, como nos pide el apóstol Pedro (cf. 1 Pe 3, 14-16).

Pero viendo cierta resistencia, he tenido que imponer esta formación como condición para asumir algunos cargos cofrades. Todos los que habéis realizado la formación requerida sois testigos del bien que os ha hecho y del enriquecimiento recibido. Ánimo, pues se necesitan muchos “Apolos” en nuestra sociedad que den testimonio de su fe y sepan dar razón de su esperanza, explicando con las Escrituras que Jesús es el Mesías.

3.- Han sido muchas las iniciativas, las actividades y los programas realizados en estos cien años. La Agrupación y las cofradías han sabido estar a la altura de las circunstancias en cada momento histórico, como bien aparece en la exposición “Memoria”: ha habido momentos de alegría y momentos de sufrimiento; tiempos de aflicción y tiempos de júbilo; períodos de desconsuelo y períodos de gozo; etapas de decaimiento y etapas de entusiasmo.

Habéis promovido la piedad popular, proclamando públicamente la divinidad de Jesucristo, muerto y resucitado por nuestra salvación. En el evangelio de hoy Jesús hace esta afirmación: «El Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios» (Jn 16, 27). 

Sois, por tanto, amados por Dios por vuestra fe y por vuestro amor a Él y a los hermanos. Y ello os permite pedir a Dios-Padre por mediación de Jesucristo: «Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará» (Jn 16, 23). Con ello podréis alcanzar la alegría verdadera, siguiendo la enseñanza de Jesús: «Pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa» (Jn 16, 24). ¡No os quedéis con un simple gozo, buscad la alegría plena en Jesucristo!

Os habéis hecho presente como buenos samaritanos ante los más necesitados. Felicito y alabo vuestras iniciativas socio-caritativas, que tanto bien han hecho y siguen haciendo a las personas más indigentes. 

Habéis cuidado el patrimonio cultural y artístico recibido de vuestros mayores y lo habéis enriquecido; a veces con cierta dosis de competitividad, que tal vez no es mala si no se exagera; y otras con mucha pasión y orgullo. Gracias por el esfuerzo realizado, cuyos frutos legáis ahora a vuestros sucesores, que ahora toman la antorcha del segundo centenario; y no se explicaría el segundo sin el primero. Por eso no debemos perder las raíces, porque sin ellas no hay historia ni sentido de la vida.  

4.- Hacemos memoria agradecida reconociendo a todas las personas, que nos precedieron en la fe en las cofradías y en la Agrupación, su amor a Dios y a la Iglesia, su dedicación a la cofradía, su servicio generoso y su ilusión. 

Y damos gracias a todos los que habéis cogido el testigo cofrade en vuestras manos y os esforzáis por llevar adelante el compromiso bautismal y el afecto fraterno hacia vuestra cofradía. 

De modo especial quiero agradecer a los responsables y cargos directivos de la Agrupación todo el esfuerzo realizado en este tiempo jubilar centenario.

En la apertura del Centenario os animaba a situarnos de dos modos: vivir el presente como compromiso, tomando el testigo recibido y asumiendo la tarea que el Señor nos confía; y contemplar el futuro con esperanza. Nuestra sociedad vive con desesperanza y sin sentido de la vida; por eso hay tantas depresiones y suicidios. Los cristianos y los cofrades estamos llamados a ser luz y levadura en nuestro mundo. Esta doble tarea de compromiso y esperanza continúa ahora, queridos cofrades.

La sociedad os necesita, aunque nos critique y vitupere. Permaneced fieles a vuestra fe cristiana, rechazando ideologías contrarias a la misma y dando testimonio de la presencia salvadora de Dios.

5.- Pedimos a la Santísima Virgen, bajo la advocación cofrade de “Reina de los Cielos” y las demás advocaciones de cada una de las cofradías, que os siga acompañando en la nueva andadura del segundo centenario de la Agrupación. ¡Que la Madre nos lleve de su mano para confortarnos en los avatares de la vida! ¡Que seamos verdaderos hijos de tan tierna Madre! ¡Que Ella nos ayude a ser buenos testigos de su Hijo!

Las advocaciones de las diversas cofradías que pertenecen a la Agrupación expresan la riqueza de la devoción popular mariana y el amor que los cofrades profesáis a María, la Madre del Señor Resucitado. Cada advocación representa un momento diverso o una actitud de la vida de la Virgen en relación a su Hijo Jesús. 

Queremos ser agradecidos a Dios por todos los dones que nos ha regalado a lo largo de este primer Centenario. Amén.

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