Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la celebración de la Luz de la Paz de Belén (Catedral-Málaga) el 18 de diciembre de 2015.
CELEBRACIÓN DE LA “LUZ DE LA PAZ” DE BELÉN
(Catedral-Málaga, 18 diciembre 2015)
Lecturas: Lc 1,39-45.
1.- Desde hace varios años, concretamente desde que empezábamos a preparar la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, venimos celebrando la transmisión de la Luz de la Paz de Belén, en la Catedral, para solemnizarla. Cada año nos hemos reunido con un nutrido grupo de muchachos y jóvenes que quieren seguir a Jesús, pues todos queremos que nos ilumine ya que todos debemos ser transmisores de esa luz.
La luz, como bien sabéis, viene de Belén con paradas en otras ciudades. ¿Por qué queremos celebrar este acto y después salir por la ciudad con la luz encendida que viene de Belén? ¿Dónde nació la Luz del mundo? ¿Dónde nació Jesús? (Responden los jóvenes: en Belén). ¿Dónde nació la Luz del mundo? (Responden los jóvenes: en Belén). Porque Jesús dijo: «Yo soy la luz del mundo» (Jn 7, 12). Jesús nos ilumina, ilumina a todo el mundo. Él es la luz del mundo e ilumina también nuestros corazones.
2.- ¿Y cuándo recibimos los cristianos la luz de Cristo? (Responden los jóvenes: en el bautismo). El bautismo es como una iluminación. De hecho, en otras lenguas se llama así, iluminación. Jesús, que es la luz del mundo, penetra en nuestro corazón y nos ilumina marcándolo ya para siempre. Cristo se hace nuestra luz para que nosotros sepamos acogerla y propagarla. Pero hay veces que, queriendo o sin querer, apagamos esa luz.
¿Cuándo apagamos la luz de Cristo en nuestro corazón? ¿Con qué actos o actitudes apagamos la luz? Cuando somos egoístas, cuando no ayudamos a los demás, cuando mentimos, cuando cometemos cualquier pecado estamos apagando la luz. Es como ir tapándola y si no hay oxigeno el cirio, la vela se apaga. Si vamos cubriendo la luz de egoísmo y de pecado, al final se apaga en nuestro corazón.
3.- Por eso este año, el papa Francisco, nos ha regalo el Año de la Misericordia. Celebramos que Dios nos perdona y nos ama tanto que ha entregado a su Hijo por nosotros. Recibimos el perdón de Dios, y en la medida que Dios nos perdona, esa luz que estaba apagándose o apagada, vuelve a animarse y brillar con el perdón de Dios.
Os invito a que celebremos este Año de la Misericordia procurando no apagar la luz de Cristo: el amor, el perdón, la ayuda… Lo que ya sabéis los scouts. Y si alguna vez quedara apagada, hay que volver a encenderla a través de la confesión. Por lo tanto, antes de que se apague, quitad todos los escollos y barreras que la puedan apagar, para que volvamos a tener luz.
4.- El lema de este año es: “Pon una luz en el sendero de tu vida”. Repetimos todos juntos: ¡Pon una luz en el sendero de tu vida!
Pero esa luz, ¿la tengo que poner yo? ¿Se trata de una luz mía? No. Se trata de la luz de Cristo. No es una luz cualquiera. No es poner una luz cualquiera en tu vida. Es poner la luz de Cristo en el sendero de tu vida. Él es el único que puede iluminar la vida.
Él que nos iluminó en el bautismo sigue iluminándonos toda la vida. Pon una luz, la de Cristo, en el sendero de tu vida.
Primera idea importante de la celebración: Cristo es la luz del mundo que ilumina mi vida y me ayuda a iluminar a otros.
5.- ¿Qué escena ha leído el diácono en el Evangelio? ¿Quién va a visitar a quién? (Responde un joven: la Virgen María visita a su prima Isabel). Cuando María sale de su casa para visitar a su prima, ¿a quién lleva ya en su seno? (Responden los jóvenes: a Jesús). Ya está engendrado Jesús, lo lleva dentro. Ya lleva la presencia de Jesús.
Y, ¿qué ocurre cuando llega María y saluda a Isabel? ¿Qué le ocurre a Isabel? Isabel también estaba encinta. ¿A quién llevaba en su seno Isabel? (Responden los jóvenes: a san Juan). María llevaba en su seno a Jesús e Isabel a san Juan. Cuando se encuentran los dos primos cada uno en el seno de su madre, ¿qué le ocurre a Juan en seno de su madre? (Responden los jóvenes: salta de alegría). Juan percibe la presencia de Jesús y salta de alegría (cf. Lc 1, 41).
6.- Si lleváis a Jesús con vosotros, las otras personas con las que conviváis podrán saltar de alegría, porque percibirán a través de vuestra conducta y de vuestra actitud, que Jesús está dentro, que Él os ilumina y podéis llevar la alegría. Cristo es la alegría del mundo.
Antes decíamos que Cristo es la luz del mundo. Ahora decimos todos que Cristo es la alegría del mundo. (Repiten todos los jóvenes: ¡Cristo es la alegría del mundo!).
¿Queréis ser como María portadores de ese Jesús que da alegría? (Responden los jóvenes: ¡Sí!). ¿Queréis ser portadores también de ese Jesús que es la luz? (Responden los jóvenes: ¡Sí!). Eso es lo que estamos celebrando esta tarde.
Recordad, cuando penséis “pon una luz en el sendero de tu vida”, no es una luz cualquiera, es la luz de Cristo. Y procurad que la presencia de Jesús esté en vuestra vida iluminando también a los demás. Amén.