El obispo de Málaga, Mons. Catalá, ha concedido la Medalla ‘Pro Ecclesia Malacitana’ al diácono Antonio Martín Martín. La entrega de la distinción tuvo lugar en la Catedral en la mañana del 8 de septiembre.
Es la primera vez que el Obispado de Málaga concede esta medalla, algo que supone un honor añadido para quien la recibe
La Catedral de Málaga acogió en la festividad de la patrona de la Diócesis la entrega de la medalla de Santa María de la Victoria ‘Pro Ecclesia Malacitana’ a Antonio Martín Martín. El obispo de Málaga, Mons. Catalá, ha concedido esta distinción al diácono malagueño «por su gran generosidad y por su entrega dedicada a la Iglesia y a la propagación del Evangelio». Acompañado por su esposa, por sus dos hijas, por familiares y amigos, Antonio Martín se mostró emocionado al recibir esta distinción.
«Me siento feliz, muy contento, porque nunca pensé ni deseé ningún tipo de compensación. El premio lo he recibido constantemente en el ejercicio de mis ocupaciones pastorales. El Señor Obispo es sumamente delicado y ha tenido a bien premiarme con esta concesión», asegura Antonio Martín. «Recibir esta medalla supone para mí una inmensa satisfacción de haber hecho algo para mi Iglesia diocesana. La medalla me hará recordar siempre esos momentos de alegría que he sentido con mi trabajo, con mi servicio».
Antonio Martín fue ordenado como diácono por Mons. Ramón Buxarrais el 20 de diciembre de 1981. Desde el principio, ha sido colaborador en la liturgia de la Catedral de Málaga. Pero, además, en su extenso periplo diaconal ha pasado por la parroquia del Puerto de la Torre, San Antonio María Claret, la iglesia de los Mártires, el cementerio de San Miguel y la iglesia del Sagrario. También durante cinco años, de 1982 a 1987, fue diácono coordinador de la Pastoral familiar de la diócesis.
Antonio explica que tantos años de dedicación a la Iglesia han sido posibles con una diaria organización y, sobre todo, a la ayuda y comprensión de su esposa. «Nunca regateé esfuerzos, procurando que las tareas que me encomendaban fuesen realizadas de la mejor manera, como mejor supe hacerlo», admite Antonio.
Es la primera vez que el Obispado de Málaga concede esta medalla, algo que supone un honor añadido para quien la recibe. Con este reconocimiento, la Iglesia Diocesana, con el obispo a la cabeza, reconoce una trayectoria y una labor constante. También la extraordinaria categoría moral de Antonio, de la que es fiel reflejo su familia.