San Juan de Ávila reúne al Presbiterio diocesano en torno a su Pastor

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Con ocasión de la festividad de San Juan de Ávila, que se celebra el 10 de mayo, el Presbiterio diocesano de Jaén se reunió, como hace cada año, en la fiesta del patrón del clero español, para tener una jornada de encuentro y convivencia, toda vez que conmemorar las bodas de Plata, Oro y Diamantes de un grupo de sacerdotes jiennenses.
La ciudad de Baeza, quien fuera testigo de la predicación de San Juan de Ávila así como del celo de este sacerdote por la formación de presbíteros instruidos, acogió este encuentro. En concreto, la antigua universidad baezana, implantada por «el apóstol de Andalucía» en el siglo XVI, gracias a la Bula de Paulo III.

En la Capilla de San Juan Evangelista se celebró la Eucaristía de los sacerdotes jiennenses, presidida por el Obispo diocesano, Don Amadeo Rodríguez Magro y concelebrada por el Arzobispo Castrense de España, D. Juan del Río y por el Obispo emérito de Cádiz-Ceuta, D. Antonio Ceballos y por el centenar de sacerdotes diocesanos.

Las Lecturas estuvieron participadas por los seminaristas, Antonio Guerrero y Francisco Javier Cova. El Evangelio lo proclamó un Diácono Permanente de Getafe, D. Manuel. Y la oración de fieles la leyó el Diácono, José Navarrete.

Homilía
El Obispo del Santo Reino preparó una bella y profunda homilía dirigida a su presbiterio, que tituló: «Cada sacerdote es una promesa de Dios a su pueblo». A través de sus palabras quiso poner el acento en el servicio de los pastores al Pueblo de Dios, con su ministerio. «De Jesús aprendió Pedro que apacentar el rebaño es servir, aunque en su caso con muchas dificultades para comprenderlo y asimilarlo»- afirmó Don Amadeo, quien prosiguió- «El servicio es imprescindible en los trabajos del Reino, sólo el servicio sitúa en la intención del corazón de Cristo. No servir y utilizar el sacerdocio para otros fines lo adultera todo y, por supuesto, nos sitúa al margen de los verdaderos deseos de Dios en favor de los hombres».

Del mismo modo, el Prelado jiennense subrayó la importancia que tiene para la vida sacerdotal la configuración en Cristo. «Que nuestra vida transcurra por la renovación permanente de ser discípulos misioneros; dejemos que nuestra vida se vaya ordenando siempre más a la transformación del corazón, a imagen del corazón de Cristo, que enviado por el Padre para realizar su designio de amor se conmovió ante las necesidades humanas, salió a buscar la oveja perdida, hasta el extremo de ofrecer su vida por ellas». A la vez que les recordó que su reto es el de parecerse cada vez más a Jesucristo: «Nuestro reto personal y comunitario como presbiterio: que nos mantengamos en un proceso de gradual y continua configuración en Cristo, en su ser y en su hacer».

Antes de concluir su homilía quiso tener presentes a los sacerdotes que este año celebran sus bodas sacerdotales de diamantes, oro y plata, respectivamente: José Casañas, Miguel Medina, Reyes Castaño, Domingo García, Joaquín Tuñón, Antonio Rodríguez, así como Manuel García, Blas Rivera, Julio Segurado, Julio Ángel Delgado, Jesús Fernández y Miguel Ángel Jurado y dirigirles una entrañables palabras de cariño: «Unos y otros, según vuestra edad y vuestras fuerzas habéis trabajado en esta hermosa viña de Jaén, en esa tarea siempre antigua y siempre nueva de la Iglesia que es la evangelización. Vuestro Obispo y vuestros hermanos en el presbiterio os dicen muchas felicidades. Y no dudéis de que el Señor, que con tanta fidelidad os ha acompañado, os bendice con un amor entrañable por la fatiga fecunda de vuestra siembra diaria al servicio del Evangelio».

Conferencia y homenajes
Al concluir la Santa Misa, los sacerdotes se trasladaron al anexo Paraninfo de la Antigua Universidad, para escuchar la conferencia: “El maestro Ávila, un sacerdote de ayer para la evangelización de hoy”, que pronunció Mons. Don Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España. Presentado por el Obispo de Jaén, quien esbozó el perfil del que fuera Obispo de Asidonia- Jerez y actual Arzobispo castrense de España, del que recordó su cercanía con el que fuera su Obispo en su tierra natal, Monseñor Don Antonio Montero, a quien lo une, su pasión por los Medios de Comunicación.

El Arzobispo castrense de España, experto Avilista, pronunció una conferencia en la que recorrió el perfil sacerdotal de San Juan de Ávila, y su impronta en el clero español. Puso de relieve las semejanzas entre el magisterio del «apóstol de Andalucía» con el pensamiento del Papa Francisco. Y es que cinco siglos después, el discurso del Patrón del Clero siguen estando vigente. Concluyó con la exposición de un decálogo, extraído de las enseñanzas de este Doctor de la Iglesia, para ser un buen sacerdote.

Al término de la conferencia, fueron homenajeados los sacerdotes que este año cumplen 25, 50 y 60 años desde su ordenación. Les fue entregada una bendición Papal así como una reproducción de la pintura de San Juan de Ávila que el pasado año firmó el afamado artista jiennense, Francisco Huete y que se expone en la Catedral de Baeza. Tomaron la palabra, D. Miguel Ángel Jurado en nombre de sus compañeros; D. Domingo García como representante de los que celebraban las bodas de Oro sacerdotales y D. José Casañas y D. Miguel Medina repasaron sus 60 años como presbíteros diocesanos.

La jornada concluyó con una comida de convivencia en el Hotel Puerta de la Luna.

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