Presentado el libro sobre la vida consagrada en la diócesis de Jaén

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El pasado viernes, 18 de septiembre, se presentaba, en el Seminario Diocesano de Jaén, el libro «La vida Consagrada en la Diócesis de Jaén. 2015».

Dicha presentación, que estuvo presidida por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López, comenzaba a las 19.30 horas.

En primer lugar, Sr. Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas, hizo hincapié en la vida consagrada en la historia de la Diócesis. «El arranque de la vida religiosa en la diócesis de Jaén está determinado por varias circunstancias. La primera es la época en que sucede: un período en el que el monacato sufre un proceso de decadencia interna, al tiempo que se produce la eclosión de las órdenes mendicantes; por ello, serán fundamentalmente éstas (franciscanos, dominicos) las que levanten sus comunidades a lo largo de la geografía giennense. Otra determinante es la ubicación urbana de estos centros, que se levantan siempre en grandes o importantes centros de población; a diferencia de las órdenes monásticas, cuyo contexto vital siempre habían sido las zonas rurales, los mendicantes van a escoger como lugar para la erección de sus casas los centros urbanos. En Jaén se harán presentes, además de en la capital, en Úbeda, Baeza, Andújar, Alcaudete y Santisteban del Puerto. Y, finalmente, no se puede olvidar que Jaén es tierra de frontera, con el inevitable trasiego de cautivos y redentores, lo que explica que sea una zona propicia para la fundación de conventos de órdenes como la mercedaria y la trinitaria, cuyo carisma precisamente es la redención de cautivos. Por eso no es extraño que en el s. XIII las citadas órdenes acaparen el 60% de las fundaciones», explicaba.

«Entre los siglos XIII y XV fueron fundados en el territorio de la diócesis de Baeza-Jaén 23 monasterios; de ellos, diez corresponden a la primera centuria, tres fueron creados en el s. XIV, y los diez restantes surgieron a lo largo del s. XV. El despegue fundacional está apoyado por la corona, que en el reparto de tierras concede posesiones a los conventos; franciscanos y dominicos realizan tareas pastorales -confesión y predicación- en los territorios reconquistados, mientras que trinitarios y mercedarios se dedican de modo preferente a la redención de cautivos».

Asimismo, Martínez Rojas aseguraba que la clara expansión que las órdenes religiosas habían experimentado desde principios del s. XVI empezó a manifestar claros síntomas de decadencia en la segunda mitad de la centuria sucesiva. Esta misma tónica continúa a lo largo del s. XVIII.

«Desde el punto de vista religioso, el resultado de la aplicación de las leyes desamortizadoras de 1836-45 significó para las órdenes religiosas asentadas en Jaén el cierre de 48 de sus conventos sobre un total de 82; la vida religiosa masculina desapareció por completo y sólo pudieron continuar llevando vida regular 24 casas, todas ellas de religiosas».

«Pero, asistimos a finales del siglo XIX ya, después de tantos vaivenes políticos, a un nuevo resurgimiento del carisma consagrado en la Iglesia. Los conventos masculinos, que habían sido barridos por la desamortización, volvieron a resurgir paulatinamente. A principios del s. XX, las congregaciones y órdenes femeninas contaban con 25 conventos de vida contemplativa, mientras que de vida activa existían varias casas como Hermanas de la Caridad, Siervas de María, Carmelitas de la Caridad, etc.», continuaba.

Finalmente, el Vicario General aludía a la Guerra Civil Española. «También durante la guerra civil van a pagar su cuota martirial, sobre todo los religiosos y religiosas, con la muerte de 20 religiosos (7 claretianos, 6 trinitarios, 5 escolapios y 2 operarios diocesanos) y tres religiosas, (dos de ellas ya beatificadas)».

A continuación, Hna. Anunciación Esteve, presidenta de CONFER, se centraba en los carismas de la vida consagrada hoy en la Diócesis de Jaén.

«Carisma, en sentido amplio se refiere al ‘don’ de la vida cristiana, en general, recibido en el bautismo. En sentido estricto significa un ‘don’ particular, específico, recibido para el servicio y la edificación de la comunidad cristiana. El carisma de las familias religiosas, órdenes o institutos, se inscribe en el sentido estricto del término. Cada una, a través de su fundador o fundadora, ha recibido del Espíritu Santo un carisma particular, para realizar una misión específica en el seno de la Iglesia y del mundo».

Quiso hacer, además, hincapié en el resultado del Vaticano II. «Desde el Vaticano II a la vida Consagrada se nos pidió: «una adecuada renovación de la vida religiosa…vuelta constante a las fuentes de toda vida cristiana y a la primitiva inspiración de los institutos…Esta renovación, bajo el impulso del Espíritu Santo y de la Iglesia» Perfecte caritatis nº 2. Es lo que hemos hecho a lo largo de estos 50 años de la celebración del Concilio, Vaticano II, con las luces y sombras que todo proceso de renovación lleva consigo. Podemos constatar que la Vida Consagrada ha cambiado mucho y tiene que seguir cambiando…para ser fermento en la masa, contagio de la Buena Noticia del Evangelio, en comunidad ,ser místicas y profetas, crecer como familia de hijos y hermanos, vivir la comunión».

«Durante el año de la Vida Consagrada en la Diócesis de Jaén hemos hecho camino de ir a las periferias como se decía después del Vaticano II. Ahora sentimos una nueva llamada salid a las fronteras: De la marginación, migrantes, encarcelados, los sin techo, ancianos, de los no creyentes…Familias con problemas, Educar en valores, presencia en lo rural, trabajar para Humanizar, la Paz, la Ecología. En este sentido la vida consagrada en la diócesis de Jaén se encuentra y quiere estar presente en estas fronteras de manera muy sencilla», continuaba la Hna. Anunciación.

Por su parte, D. Rafael Higueras Álamo, Delegado Diocesano de Vida Consagrada, presentaba el libro «La vida Consagrada en la Diócesis de Jaén.2015». Así, hizo un breve recorrido por todo su proceso de elaboración, desde la primera reunión, hasta su publicación.

Quiso destacar, además, los objetivos que se plantearon desde el inicio para esta publicación. «El primero era que fuera un reconocimiento, un homenaje de gratitud y gozo de la entera diócesis de Jaén al trabajo apostólico de los consagrados y consagradas, tan generoso y abundante en estas tierras. Y, el segundo, que la publicación sirviera, de algún modo, como instrumento que sumar a toda una campaña vocacional. Que conocer los modos y diversas formas de vida de los consagrados y consagradas sirviera para suscitar vocaciones a esa vida».

«Los consagrados y consagradas sois una joya en esta Iglesia de Jaén. Me parece que eso es lo que aparece claro en este libro. Vuestros carismas os colocan en Iglesia de frontera, Iglesia en salida, Iglesia en cercanía con los más necesitados de cualquier cosa. Que el Espíritu Santo mantenga a los religiosos y a todos los bautizados en la fidelidad de nuestra vocación como invitación al seguimiento de cerca de Jesucristo», culminaba Higueras.

Finalmente, el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López, será el encargado de clausurar el acto.

«La finalidad de esta publicación, como ha dicho D. Rafael, es el reconocimiento y el agradecimiento de la diócesis de Jaén a la riqueza de la vida consagrada y lo que significa la vida consagrada en nuestra Iglesia. Les queremos. Y, también, que sea conocimiento para otros. Que les anime para futuras vocaciones tan necesarias. Lo ponemos en manos de Dios. Y ojalá vengan nuevas vocaciones porque es un tema muy preocupante en este momento para la vida consagrada y, también, las vocaciones al sacerdocio. La buena noticia es que este año van a ingresar en el Seminario cuatro mayores y dos pequeños».

Igualmente, el Sr. Obispo insistió en la importancia de acercar la vida consagrada a los niños y adolescentes. «Es muy importante llevar a los niños, a las niñas y a los adolescentes el conocimiento de lo que son los consagrados. Insisto en que se haga llegar a los colegios y se le dé a conocer, a los bautizados que están creciendo y que van formándose, qué es la vida consagrada».

«Este programa que está dentro del año que celebramos, y que no ha terminado, pues también nos estimula para preparar el año de la Misericordia, que se va a abrir el día de la Inmaculada. Para, también, caminar juntos dentro del Plan Pastoral poniendo de relieve todos estos acontecimientos eclesiales, también en nuestra Iglesia local», finalizaba.

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