La tercera semana de Cuaresma —no puede ser de otra manera— estará orientada por el relato joánico del encuentro de Jesús con la Samaritana, que fue una de las catequesis bautismales de la tradición cristiana en la cuaresma. Jesús es quien da el agua viva.
Esta semana será la semana de la reconciliación. Celebrar la reconciliación en la Cuaresma es hacer recuerdo del bautismo por el que fuimos reconciliados con Dios y llamados al amor fraterno.
Porque en este sacramento Dios nos hace comprender su inmenso amor, nos muestra la vía de la conversión, nos invita a experimentar su cercanía y nos llama a ser testigos de su ternura ante los pecadores y ante los que se sienten excluidos (MM nn. 8-12).
Déjate perdonar y perdona. Ese es el camino: esos son los pasos que hemos de dar, porque el Señor nos renueva y nos abre a nuevos horizontes. Solo así podremos ser testigos de su ternura, y nos convertiremos en misioneros de la misericordia. Solo Dios perdona los pecados, pero quiere que también nosotros estemos dispuestos a perdonar a los demás, como él perdona nuestras faltas. Eso es lo que le pedimos cada día: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt 6,12).
Participa de la celebración comunitaria de la reconciliación de tu comunidad y en las 24 horas para el Señor, que seguramente tendrán lugar en tu parroquia o en alguna iglesia cercana a ti. Serán desde la tarde del viernes 24 hasta la tarde del sábado 25 de marzo.