Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López.
Muy queridos fieles diocesanos:
1. Os invito, una vez más, a celebrar con Manos Unidas esta Campaña. Se centra en la semana que termina el Domingo, día 12 de febrero próximo, pero está abierta durante todo el año.
Todos conocemos su naturaleza y fines. Se resume su misión en estar al lado de los más necesitados en sus múltiples carencias, viendo en ellos al mismo Jesucristo, que solicita nuestra ayuda.
El panorama del subdesarrollo y el hambre en numerosas y vastas regiones del mundo es de tales proporciones que resulta desolador. Muchos nos sentimos tentados a decirle al Señor, como el Apóstol San Andrés antes de la multiplicación de los panes: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para todos?” (Jn. 6, 9).
Sabemos ciertamente que nuestras aportaciones, aun sumadas todas ellas, son cantidades insignificantes para tan numerosas e inmensas necesidades, pero puestas en manos del Señor desde la fe y el amor producen verdaderos milagros. Tienen un valor que no se puede medir con los parámetros con que actúan los economistas. En Manos Unidas producen en ciento por uno.
2. El lema para la Jornada de este año es muy claro y directo: “LA SALUD, DERECHO DE TODOS: ¡ACTÚA!”.
Se quiere poner de relieve, sobre todo, el derecho fundamental de toda persona a disponer de los medios o recursos necesarios para salvaguardar y defender la salud.
También en este aspecto pueden contemplarse los graves desequilibrios e injusticias de nuestro mundo contemporáneo. Mientras unos poseen abundantes y modernos medios en el campo de la salud, otros no poseen casi nada. No podemos sentirnos tranquilos ni indiferentes ante esta situación desconcertante que, por desgracia, es una triste realidad. No podemos permitir, sobre todo, que se institucionalice esta injusticia convirtiéndonos en cómplices pasivos. ¡Cómo quedar insensibles ante la muerte de tantos niños que mueren a la vista de sus padres por falta de medios!
Se trata de un gravísimo problema ante el cual el cristiano, y cualquier persona de buena voluntad, no puede quedarse con los brazos cruzados.
Manos Unidas nos lo recuerda y ofrece con su ejemplar y eficaz organización para, mediante programas concretos y de forma perfectamente coordinada, paliar este gravísimo problema al menos en lugares muy concretos de los países más necesitados.
No se trata, por supuesto, de dar un donativo con ocasión de esta Campaña y quedarnos ya tranquilos hasta el año que viene. Se trata de vivir con una conciencia despierta este gravísimo problema y animarnos a querer, con hechos, a tantos hijos de Dios como nosotros, que nos miran y nos interrogan.
3. Gracias a Manos Unidas y a su Delegación diocesana de Jaén. No cesen en su empeño. Contemplen siempre sus importantes desafíos como católicos que aportan desde el Evangelio, al desarrollo y la promoción humana en sus múltiples carencias. La sociedad y los organismos internacionales escuchan la voz de la Iglesia también a través de Manos Unidas.
Con nuestro agradecimiento por todo ello, una propuesta también: Cuiden en favor del abundante y generoso voluntariado su formación en la doctrina social de la Iglesia para vivir y desarrollar toda su actividad desde la óptica de su ser de bautizados inmersos en la sociedad como laicos, llamados a transformar el ambiente egoísta y desalmado que nos rodea.
Os saluda y bendice en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén