Carta Pastoral del Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo López. Muy estimados sacerdotes, consagrados y fieles laicos:
El próximo 30 de mayo tendrá lugar en el Seminario de Jaén, desde las 10 de la mañana, el ENCUENTRO DIOCESANO DE FAMILIA. Culminará con la celebración de la Santa Misa, a las 13 horas, en la Santa Iglesia Catedral.
Organiza el acto la Delegación Diocesana de Familia y Vida y están invitadas todas las familias que puedan acudir a este Encuentro, particularmente, las que pertenecen a las Asociaciones, Movimientos y Parroquias.
1. Buena noticia
La familia, y el matrimonio que le da origen, es la célula vital de la sociedad. Los cristianos sabemos que Dios así lo quiso, como leemos en el libro sagrado del Génesis (Gn 1, 27) y en el Evangelio de San Mateo, en que se dice: “el hombre dejará a su padre y a su madre y estará con su mujer y los dos serán una sola carne. De manera que ya no son dos sino una sola carne. El hombre, por tanto, no separe lo que Dios ha unido.” (Mt 19, 5 s.)
La familia es el punto de apoyo fundamental que la Iglesia necesita en todo tiempo y lugar para encaminar el mundo hacia Dios y para devolverle la seguridad y la esperanza que, en determinadas situaciones, parecen difuminarse.
No es fácil describir la influencia que supone el matrimonio y la familia cristiana a favor de la sociedad. De la familia deriva armonía y paz en la convivencia social. En ella se apoya la más fuerte consistencia a favor de la educación de los hijos en cada generación. El futuro del mundo y también de la Iglesia guardan una relación muy directa con esta institución natural y sagrada.
2. Anunciemos, con esperanza, el Evangelio de la familia
En nuestros pueblos y ciudades de la geografía diocesana se aprecia mucho a la familia. Lo escribo con fundamento. También los jóvenes valoran en alto grado a esta institución y desean crear su familia en un futuro, a pesar de las dificultades que encuentran.
Mientras la familia es objeto de ataques muy directos, que tratan de deformarla y crear confusión en sus mismos fundamentos, debemos estar muy atentos los cristianos para proclamar ante todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia, su Evangelio.
Sabemos bien que en la familia se produce y afianza el despertar y crecimiento religioso, que tantas dificultades y obstáculos encuentran en otros ámbitos. En la familia se aprende a orar y a presentar los acontecimientos y preocupaciones ordinarias de la vida ante la presencia de Dios. Es la “iglesia doméstica” en que se preparan y hacen vida los Sacramentos de la iniciación cristiana. En los hogares cristianos, santuarios de la vida y esperanza de la sociedad, se transmite la fe en Jesucristo muerto y resucitado, se ora y se canta a nuestra Madre la Santísima Virgen María, se insertan sus miembros en la comunidad parroquial, diocesana, eclesial.
3. Acompañemos, muy de cerca, a todas las familias
Escuchábamos al Papa actual, Benedicto XVI, en el V Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Valencia, que “la comunidad eclesial tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo, en las pruebas o momentos críticos. En este sentido, es muy importante la labor de las parroquias, así como de las asociaciones eclesiales, llamadas a colaborar como redes de apoyo y mano cercana a la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe.”
Es mucho lo que se ora y se hace en apoyo de las familias. Son muchas las dificultades que encuentran para salir adelante, para vivir y transmitir la fe. Urge apoyarlas para recuperar valores que algunos hasta piensan olvidados o pasados de moda, cuando precisamente gozan de máxima actualidad.
Pongamos muy en el candelero de la intimidad del hogar contenidos como la verdad, la libertad, la esperanza, el amor, la defensa de la vida, la dignidad de la persona, el tesoro del Evangelio de Jesucristo, su Buena Noticia.
4. ¡Qué importante es rezar en familia!
Agradecemos de corazón y, sobre todo, damos gracias a Dios, como familia diocesana, al comprobar la fuerza del Espíritu entre nosotros por la riqueza de grupos, asociaciones, organizaciones parroquiales… a favor de la familia, en todos los rincones de su geografía. Sumados, somos muchos. Por eso bien merece apoyar y reconocer esta sementera que viene de lejos y se proyecta hacia el futuro.
Animamos en sus programas y proyectos a la Delegación de familia y vida, y pedimos que sus servicios pastorales continúen creciendo, desde la comunión de todos los fieles diocesanos.
Invocamos la ayuda e intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret.
Con mi saludo y bendición.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén
Jaén, 21 de mayo de 2009