Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López, con motivo de la Jornada Pro Orantibus, que se celebrará el domingo, 19 de junio.
1. El próximo domingo, día 19 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad, celebramos la jornada anual “Pro Orantibus”. Es la oración de toda la Iglesia por quienes, en expresión del Beato Juan Pablo II, son el corazón de la Iglesia y del mundo y signos de comunión. Los Monasterios de los contemplativos, monjes y monjas, son lugares en que se acogen quienes buscan a Dios y las cosas del espíritu, escuelas de fe y de estudio (cf. Vita Consecrata, 10).
2. Es día para recordar y agradecer a las veinte Comunidades femeninas existentes en nuestra Diócesis de Jaén, que oran por todos nosotros y son parte integrante y destacada de esta Iglesia diocesana. Son las siguientes:
Cuatro en la ciudad de Jaén: Carmelitas Descalzas, Dominicas de la Orden de Predicadores, Franciscanas Descalzas y de la Orden de Santa Clara.
Cuatro Comunidades en la de Baeza: Dos de Clarisas Franciscanas, Agustinas Recoletas y Carmelitas Descalzas.
Dos en Alcalá la Real: de Madres Dominicas de la Orden de Predicadores y de la Orden de la Santísima Trinidad.
Dos en la ciudad de Andújar: de la Orden de la Santísima Trinidad y de la Orden Mínima de San Francisco de Paula.
Dos en la de Úbeda: el Real Monasterio de Santa Clara y el de la Purísima Concepción, de Carmelitas Descalzas.
Una en Alcaudete, de la Orden de Santa Clara. Una en Beas de Segura, de Carmelitas Descalzas. Una en Martos, de la Orden de la Santísima Trinidad. Una en Torredonjimeno, de MM. Dominicas de la Orden de Predicadores y una en Villanueva del Arzobispo, también de MM. Dominicas.
3. Les cuesta a algunos entender la riqueza que encierra la consagración de estas personas que se retiran a un Monasterio para concentrarse sólo en Dios y en la contemplación, desde una vida austera de oración y trabajo. Suele entenderse con más facilidad la consagración a Dios desde una vida activa al servicio del prójimo en un orfanato, residencia de mayores, enfermos, desde la enseñanza o en dispensarios, hospitales o escuelas perdidas en países de misión. Debemos dejar constancia, sin embargo, de que cada persona sigue, desde su libertad, la propia vocación conforme a la voluntad y el camino que Dios señala a cada uno para trabajar y enriquecer su Viña. Todos somos muy necesarios.
En concreto, esta porción destacada de vocaciones contemplativas en nuestra Iglesia nos recuerdan a los demás, cada día, que todos tenemos nuestra vocación personal como discípulos de Jesucristo, para santificarnos desde el cumplimiento generoso de nuestras obligaciones concretas en el espíritu de las Bienaventuranzas. Son para nosotros signos de fraternidad y escuelas de fe, esperanza y amor en la vida eterna.
4. Nuestra oración agradecida y saludo fraterno, en esta jornada, para cada uno de los Monasterios y monjas contemplativas de esta Iglesia diocesana.
Con mi saludo y bendición.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén