Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López.
Muy queridos fieles diocesanos:
El próximo día 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, celebramos, como en años anteriores, esta jornada mundial bajo el lema: “VEN Y SÍGUEME” (Mc 10,21), destacándose la insustituible y eficaz colaboración de los fieles consagrados a favor de la Nueva Evangelización.
1. Pensemos que es para alegrarnos el hecho de que “el Señor de la Viña” cuente con cada uno de nosotros como sus trabajadores y misioneros en la gran tarea de la evangelización.“Id también vosotros, nos dice Cristo, a mi viña” (Mt 20,4).
El propietario de la parábola toma la iniciativa en la llamada y envío, no espera a que vinieran a ofrecerse para trabajar, sino que es suya la iniciativa, de salir al encuentro. La viña, además, es del Señor.
Cuando fue elegido Papa el Beato Juan XXIII no podía conciliar el sueño aquella noche hasta que se dijo: “Juan, la Iglesia no es tuya, es de Jesucristo. Quien gobierna la Iglesia no eres tú, sino el Espíritu Santo. Es el Señor quien nos envía, por tanto a su viña para evangelizar conforme a las capacidades y talentos de cada uno. Nuestra es la respuesta y suyo el acompañamiento hasta nuestra paga bien asegurada y generosa”.
2. Jesucristo continúa hoy repitiéndonos: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Sigue invitándonos a abrir las puertas a la Buena Noticia del Evangelio, para que penetre en los escenarios culturales, sociales, de la ciencia y la tecnología; de la economía, de la política y de los medios de comunicación social. Nos envía por los pueblos y ciudades, a las familias y otras instituciones, por las calles y plazas, siempre abiertos al diálogo y tomando en serio a todos aunque se digan agnósticos o ateos. Lejos de imponer, todo lo contrario, presentamos y somos portadores de la verdad y de la paz, con el ejemplo por delante.
Este es el alcance y son los caminos de la Nueva Evangelización que la Iglesia, a través del Espíritu, viene urgiéndonos en estos últimos años y en el momento presente.
3. La profecía más fuerte y convincente para esta Nueva Evangelización es, sin duda, el testimonio de vida y caridad de los discípulos de Cristo.
Las obras son más elocuentes que la oratoria y palabras, por eso es fundamental que los cristianos para sembrar con eficacia comencemos por vivir conforme a lo que decimos. Evangelizamos, ciertamente, por lo que somos, antes que por lo que decimos.
Los signos hablan por sí mismos y hoy, como siempre, la ayuda práctica y efectiva al lado de los que sufren, o el trabajo por la paz y la justicia, interrogan y hasta penetra en quienes observan y se ven amados.
Nuestras vidas son la mejor carta de recomendación de la fe que profesamos (cf. 2Cor 3,2-3) y la Nueva Evangelización pasa a través del testimonio de una vida de amor.
4. Dentro del Pueblo de Dios la vida de consagración es un verdadero don que enriquece a la Iglesia y, por tanto, a todos los fieles, incluidos nosotros.
La Iglesia de Jaén cuenta con cerca de cien comunidades de fieles consagrados, en órdenes e institutos religiosos, sociedades de vida apostólica y otros de vida activa. Sin ellos la tarea de evangelización en la Diócesis se vería muy empobrecida en muchos niños, jóvenes, catequesis, enfermos y personas especialmente necesitadas de nuestro apoyo y cercanía.
Hemos de destacarlo, agradecerlo y apoyarlo. Orar en esta jornada de forma especial, para que todas estas familias religiosas se dejen también evangelizar por la fuerza del Espíritu, en primer lugar, y sean para todos estímulo y ejemplo de la realidad y misterio de nuestra Iglesia que precisa de testigos abnegados y con ideas claras sobre el alcance de nuestra vocación cristiana, vocación de esperanza y resurrección, junto a Cristo, Nuestro Señor.
Nuestra felicitación y apoyo a los consagrados, con el ruego de que recen por todos nosotros ante el Señor, para que seamos instrumentos eficaces, con ellos, en la Nueva Evangelización.
Con mi saludo y bendición.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén