Carta Pastoral Día de la Iglesia diocesana 2024: “Llamados a compartir nuestra vida”

Queridos fieles diocesanos:

A menudo, cuando hablamos de “vocación” pensamos en una llamada específica que Dios hace “a algunos”: sacerdotes, religiosas y consagrados. No es adecuada esta comprensión de la vocación. Los cristianos entendemos nuestra vida como vocación. Todos tenemos una. Dios Padre, en su designo amoroso y providente, nos creó a cada uno de nosotros con un proyecto. Él no es un fabricante en serie. Somos la hermosa obra de un Dios creador que, con sus hábiles manos de artesano, nos llamó a la vida con una misión específica. Antes de ser engendrados en el vientre materno, Dios nos soñó para una tarea concreta y nos adornó con las cualidades y dones necesarios para llevarla a cabo. Para cada uno de nosotros es importante ponernos con sinceridad y transparencia ante la presencia amorosa de Dios y preguntarle, desde lo más profundo de nuestro corazón: «¿Qué esperas de mí, Señor?».

Esta llamada de Dios nos invita a una esperanza combativa que nos lanza a la transformación creativa del mundo y de la historia. Cuando contemplamos nuestro mundo con sus luchas y rivalidades, con su carrera desmedida por el poder y el consumo, cuando observamos tantas situaciones de indigencia, ¿no soñamos con algo mejor?

El Día de la Iglesia Diocesana nos invita a recordar que la Iglesia es una gran familia donde entre todos podemos hacer avanzar el Reino de Dios construyendo una sociedad más justa e igualitaria. Esto es posible si caminamos junto a Él y nos dejamos guiar por su gracia. En la gran familia, que es nuestra Iglesia Diocesana, todos somos necesarios. Es mucho lo que podemos poner al servicio de este proyecto común por un mundo mejor: nuestra oración, nuestro tiempo, nuestras cualidades y talentos, y también nuestro compromiso económico. Lo importante es no encerrarnos en el individualismo y en el egoísmo que nos invade y compartir nuestra vida, lo que somos y lo que tenemos, con los demás. Si cada uno aportamos lo que podemos, nuestro granito de arena, ese sueño de un mundo nuevo será posible convertirlo en realidad.

En nuestra Iglesia, la del Santo Reino, estamos convencidos de que Dios sigue llamando. Por este motivo, la Pastoral Vocacional trabaja, de manera incansable, para seguir ayudando a los jóvenes a descubrir el sentido pleno de su vida. Sacerdotes y laicos que, empeñados en que cada hombre y mujer se realicen a través de su misión, reman al unísono a través de esta Delegación diocesana, que está desarrollando una gran labor, y de la que ya vemos algunos frutos.  Con verdadero entusiasmo, se preparan ya para el Congreso Nacional de Vocaciones, que es un gran regalo para la Iglesia y del que Jaén será parte. Enmarcado, además, en pleno Jubileo de la Esperanza, la Delegación diocesana quiere ser parte de esta experiencia, la de vivir como Iglesia, en sinodalidad, un encuentro inolvidable, en febrero de 2025.

En esta revista vas a encontrar lo que, a través de sus parroquias, estructuras diocesanas y movimientos, nuestra Iglesia diocesana hace (datos diocesanos de actividad) y con qué recursos lo hace (datos económicos). Lo más importante es que esos datos tienen un rostro concreto: el de muchos de vosotros. Gracias en nombre del Señor por vuestro compromiso y colaboración corresponsable. Os invito a seguir colaborando y respondiendo juntos a la llamada que el Señor nos hace.

Que nuestra madre, la Santísima Virgen María, que sin dudarlo dijo “Sí”, nos enseñe a estar atentos a la llamada del Señor y a entregarnos en sus manos como ella, con generosidad y disponibilidad, en el seno de nuestras comunidades parroquiales y movimientos.

Con mi afecto y bendición,

+Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

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