Los jóvenes jiennenses han vivido, durante todo este fin de semana, momentos de oración, encuentro con Cristo, y se han llenado de la Misericordia del Padre con la celebración del Jubileo, presidida por el Obispo de la Diócesis, Don Amadeo Rodríguez Magro.
El viernes a media tarde partía el autobús de Jaén rumbo a la parroquia de San Eufrasio en Andújar. El primer día del PEJ (Peregrinación y Encuentro de Jóvenes) de la Diócesis de Jaén, en torno al Señor comenzaba con el tradicional Adoremus, que se celebra los últimos viernes de mes. Durante el mismo, Andrés e Inma ofrecieron un increíble testimonio en torno a la JMJ, donde el Señor había querido provocar que Andrés le pidiera matrimonio a la que hasta ese momento era la chica con la que compartía su vida.
Tras el Adoremus se celebró la Santa Misa y se expuso al Santísimo. Durante el tiempo de adoración, todos los sacerdotes congregados para la ocasión impartían el Sacramento del Perdón a quien sentía la necesidad de reconciliarse con Dios. Fueron unos momentos intensos de oración y agradecimiento “al que todo lo puede” y al que nos había congregado para pasar un fin de semana increíble, como después se comprobó.
El sábado, la peregrinación hasta el Santuario de la Virgen de la Cabeza se iniciaba a las 6 de la mañana. Cada cual, a su ritmo, afrontamos los distintos tramos del camino haciendo dos paradas fuertes a mitad.
Sobre las 12 comenzaron a llegar a la casa hermandad de Andújar los primeros peregrinos, hasta las 14:30 que era el almuerzo.
Tras un rato de merecido descanso, a las 18:30 disfrutamos con un juego de rol inspirado en la Parábola del “Buen Samaritano”. Distribuidos por todo el recinto del Santuario, varios compañeros disfrazados de personajes bíblicos hacían pruebas a los diferentes equipos, para que de esta forma consiguieran las pistas u objetos necesarios para dar respuesta al enigma planteado: “¿por qué nadie había querido ayudar al hombre atacado de la Parábola, y sólo lo hizo el “buen samaritano”?” Ganar o perder era lo de menos. Pasarlo increíble: la tónica general.
Acabado el juego, en el que habíamos seguido uniendo lazos de amistad, llegó el tiempo de oración y recogimiento ante la Virgen de la Cabeza, patrona de la Diócesis para dar gracias, pedir y venerar su imagen. Tras la cena, los seminaristas organizaron el juego de las palabras donde, la nota predominante, fue el buen ambiente y las risas, que resonaban por todos los pasillos de la Casa Hermandad.
El domingo amaneció con la oración de laudes y, con la llegada de nuestro Obispo, Don Amadeo. Vivimos con inmensa emoción la celebración del Jubileo de la Misericordia. La peregrinación se inició en el arco de la plaza principal, para, después de subir la calzada, atravesar la Puerta de la Misericordia, y después, reunidos en torno al altar, compartir la mesa de la Palabra y de la Eucaristía con el Pastor de nuestra Diócesis.
Don Amadeo alentaba a los jóvenes a ser como Zaqueo: “jóvenes buscadores de la Verdad del Amor De Dios“y nos invitaba a “abrirnos a Cristo y su misterio“.
El resumen: días de alegría, de juventud, de excursión, de ambiente increíble, de oración y de amistad. Y todo ello, como empezaba diciendo, en torno al Señor y a Nuestra Madre. ¿Cuánto falta para la próxima?
Jesús Llopis
Seminarista