Alrededor de 130 profesores de Religión y Moral Católica participaron el pasado sábado, 5 de octubre, en el acto oficial de apertura de curso de la Delegación Episcopal de Enseñanza, que tuvo lugar en el Seminario Diocesano.
La jornada comenzaba con la celebración de la Eucaristía presidida por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López, y concelebrada por el Vicario de Pastoral, D. Francisco Rosales.
Durante su homilía el Sr. Obispo quiso hacer hincapié en algunos matices de los profesores de Religión. «Ser educadores de niños y adolescentes es ante todo quererlos y comunicarles algo importante que van a hacer hermosa su vida. Ofrecerles como un tesoro la belleza de la persona de Jesús que algunos aún no lo han descubierto. Decirles que Él nos escucha y nos acompaña, que nos quiere, que es estupendo enamorarse de su estilo de vida. Los alumnos intuyen enseguida si creemos lo que decimos y si lo vivimos nosotros, porque en otro caso creerán que es un cuento».
«Como pastor de esta Iglesia y en nombre del Señor, les envío a la misión que les encomienda la Iglesia de formar a las nuevas generaciones de cristianos desde la clase de Religión. Así se lo pedimos por intercesión de nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen, y por nuestros próximos mártires de la Fe, que también deben comunicar a sus alumnos», culminaba Monseñor del Hoyo.
A continuación, en el salón de actos, Dª Celedonia Ortega Raya, Delegada Episcopal para la Enseñanza, quiso dar la bienvenida a todos los profesores de Religión y animarles a realizar con ilusión su tarea durante el nuevo curso. «Comencemos este curso con ilusión renovada para llevar a cabo la misión que se nos ha encomendado. Nuestra Iglesia Diocesana nos propone en el Plan Diocesano de Pastoral «La vocación cristiana como respuesta a la llamada personal de Jesucristo, y su concreción en la vocación sacerdotal». El Señor nos pide que pongamos todo nuestro corazón y todo nuestro empeño en procurar que el joven aprenda a ajustar su vida según el plan que Cristo tiene para él. Vuestra labor es tan importante que quizás no nos damos cuenta de hasta qué punto podéis influir positivamente en la vida de vuestros alumnos».
«En el documento «Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe» de la CEE publicado el 25 de febrero de este año, en el punto 70 nos dice que la enseñanza de la religión en la escuela enriquece al alumno que la recibe en tres aspectos importantes para la persona humana: le brinda motivos para vivir, le ofrece valores morales a los que adherirse y le indica caminos para orientar su comportamiento. Personas que hayan sido enriquecidas con esta enseñanza construirán una sociedad más humana y un mundo mejor», continuaba.
Posteriormente, D. Carlos Esteban Garcés, profesor titular de Pedagogía de la Religión en la Universidad de La Salle y responsable de la formación permanente de los profesores de Religión en la archidiócesis de Madrid, fue el encargado de la ponencia «Educar personas para mejorar el mundo…Aportaciones de la clase de Religión».
«Vuestra sola presencia en el claustro, la sola presencia de la clase de Religión está tiñendo, coloreando el proyecto educativo de vuestros colegios. La sola presencia del profesor de Religión hace que todo el mundo entienda la escuela y la sociedad con la posibilidad de lo religioso, con la posibilidad de la fe. La sola presencia de la Religión en la escuela, la elijan muchos o pocos, está proponiendo una forma de entender la vida con Dios. Esta es una gran aportación», afirmaba Garcés.
Igualmente, el ponente hacía hincapié en la historia y aseguraba que nuestro mundo está mejor que hace un siglo. «Mejorar el mundo significa sumarse a esa línea que se construye con mucha lentitud. Venimos de una historia cargada de catástrofes, pero también cargada de esperanza, porque vamos lentamente hacia ese reconocimiento universal de todos y de todas en igualdad. Y eso se parece mucho a esa utopía del Reino que a nosotros nos mueve. Por eso para nosotros el reino tiene ese efecto motivador, ese efecto imán, ese efecto que convierte nuestra vida también en un proyecto. Tenemos proyecto porque tenemos punto de llegada. Y nuestra vida tiene mucho sentido porque tenemos que empujar nuestra propia vida y la de algunos a través de la educación. Tenemos que empujarlas hacia esa utopía del Reino de Dios en la Tierra. Tiene sentido. Nosotros sabemos de dónde venimos y a dónde vamos».
«Pongámonos en marcha. Pongámonos a polinizar mentes y corazones. Debemos combatir el cansancio, la incredulidad, la frustración, la decepción… Debemos superar algunas resistencias».
Finalmente, el acto se clausuraba con la presentación del material didáctico con motivo de la Beatificación de los mártires del siglo XX y la formación del profesorado.
