Laudes y Eucaristía solemne para conmemorar al patrón de la Diócesis

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Jaén celebra, el 15 de mayo, la solemnidad del primer Obispo de esta tierra, San Eufrasio, quien trajo hasta este mar de olivos la fe cristiana, en la primera mitad del siglo I.
Para conmemorar esta fiesta, el Cabildo se ha reunido en la Catedral, acompañado de los formadores del Seminario diocesano y seminaristas, para rezar laudes y una solemne celebración eucarística.
La Misa, presidida por el Vicario General y Deán de la Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas, ha contado, en el presbiterio con una reliquia del primer Obispo de Jaén, cuyos restos reposan en el municipio lucense de Incio.
Las lecturas han estado participadas por los seminaristas y el diácono, Andrés Aldarias ha sido el encargado de la proclamación del Evangelio.

Homilía

El Deán y Vicario General de la Diócesis, D. Francisco Juan Martínez Rojas, ha comenzado su predicación definiendo como “una feliz coincidencia, contemplamos hoy en la solemnidad de San Eufrasio los orígenes de la fe cristiana en nuestra tierra, en el marco del tiempo de Pascua”. Para continuar destacando la figura de San Eufrasio, “aquel de quien una plurisecular tradición afirma que fue el que anunció por vez primera la Buena Nueva de Jesús en nuestra tierra”. El Deán ha resaltado que el relato de la vida del primer Obispo de Jaén “nos habla de un creyente, que recibe la misión de anunciar el Evangelio de la salvación, encuentra dificultades y oposición en su tarea, pero ayudado por la gracia de Dios lleva adelante el cometido que se le ha encomendado, hasta sufrir finalmente el martirio, haciendo que el derramamiento de su sangre fuese un testimonio de fidelidad a Cristo más elocuente que su misma palabra”.
Martínez Rojas ha querido señalar que “la muerte de los mártires es también buena noticia, y por ello, motivo de alegría y hoy como ayer, en nuestra tierra, la figura de San Eufrasio nos recuerda, además de la catolicidad de la Iglesia, la profunda convicción que debe albergar todo evangelizador, de saberse llamado por Dios para una misión que no es suya, y para la que no le faltará la ayuda de la gracia divina”. Para concluir expresando que el mejor tributo a quien trajo la fe en Cristo a esta tierra es “que mantengamos vivo el fuego del amor que este mártir plantó en nuestros corazones, de modo que tengamos la profunda convicción de que Dios, que por medio de este mártir comenzó en nosotros la obra buena del Evangelio, Él mismo la llevará a feliz término”.
Después de cantar el Regina Coeli, y tras la bendición solemne, han puesto a veneración del pueblo las reliquias del primer Obispo de Jaén.

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