La XXI Convivencia diocesana de Pastoral Penitenciaria siembra esperanza en internos y voluntarios

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El pasado domingo, 24 de septiembre, la Delegación Diocesana de Pastoral Penitenciaria celebro su XXI Convivencia Diocesana. A la convocatoria acudieron internos del Centro Penitenciario, familiares de los mismos, antiguos internos con sus familias, voluntarios que semanalmente imparten cursos en el Centro, colaboradores que a lo largo del año organizan convivencias con reclusos en sus parroquias, cofradías, y otros grupos, y en general, amigos que nos ayudan de una forma u otra; en total nos reunimos 100 personas.
La reunión comenzó con la acogida del Rector del Seminario, que ofreció sus servicios a los presentes. El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, que también se hizo presente, nos animó a seguir trabajando en unión con la Iglesia diocesana y a trabajar con la esperanza de que Dios está con los quieren levantar el vuelo y recuperar una vida nueva.

El tema, sobre el que intercambiamos testimonios y experiencias, fue «la esperanza», que necesitamos tanto los voluntarios para permanecer cada semana junto a ellos sin fingir la ilusión de que sus vidas pueden mejorar, como las familias para seguir acompañando a los hijos, esposos, hermanos, a pesar de los fallos repetidos en ocasiones; y sobre todo los internos necesitan esperanza para aguantar los días monótonos, las pruebas de la convivencia entre compañeros, los retrocesos.

Ayudaron mucho los testimonios de quienes han pasado por el Centro y ahora tienen su vida organizada; dos de los “ex” acudieron con sus hijas recién nacidas, una tenía dos meses, otra 21 días.
La Eucaristía fue el tiempo fuerte de experimentar la esperanza de Jesús sobre quienes se ponen a trabajar “tarde”, pero que para Jesús nunca es “tarde” y pueden encontrar un nuevo sentido a su vida.
Terminamos conscientes de que todos somos portadores de la Esperanza de Dios para que nosotros lo derramemos sobre los demás, especialmente sobre quienes la han perdido por su situación de privación de libertad.

Demos gracias a Dios porque su misericordia llena la tierra, de ello somos testigos los que estuvimos en la XXI Convivencia Diocesana de Pastoral Penitenciaria.

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