La parroquia Ntra. Sra. de la Asunción de Orcera celebró el domingo 26 de junio las Bodas de Oro Sacerdotales de D. Eduardo Navío Sánchez, natural de la pedanía orcereña de Valdemarín y que desde hace dos años vive en Orcera y colabora en nuestra parroquia como Sacerdote Adscrito.
Fue una gran alegría poder compartir con D. Eduardo, la Acción de Gracias al Señor por estos 50 años de ministerio. Eucaristía que estuvo concelebrada por el párroco y los sacerdotes de la Sierra de Segura y a la que asistieron también miembros de otras comunidades parroquiales a las que D. Eduardo sirvió a lo largo de sus años de ministerio.
D. Eduardo fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1966 por el entonces Obispo de la Diócesis D. Felix Romero Mengibar. Celebró su primera misa, rodeado de sus compañeros, de su familia y vecinos, en la puerta de su cortijo en Valdemarín, acontecimiento que quedó marcado en la historia de la aldea y recibió como primer destino pastoral, quinto coadjutor de la Asunción de Villacarrillo, después coadjutor de Santisteban del Puerto, profesor de religión de Torredelcampo, párroco en La Carolina, Castellar y Sorihuela del Guadalimar, Marmolejo, Beas de Segura y Puente de Génave, y ahora Adscrito de nuestra parroquia. Además ha sido hasta su jubilación profesor de religión, varias veces Arcipreste, miembro de los consejos de presbiterio y de asuntos económicos diocesanos.
Todos nos hemos alegrado y dado gracias al Señor por su ministerio, por su servicio y disponibilidad, por su amistad y cercanía. A él no le gusta que se lo digan, no es amigo de reconocimientos y alabanzas, por su sencillez de vida y su humildad. Pero es de justicia resaltar y agradecer esta vida de entrega, de amor a Dios y a los demás. Siempre encuentras una sonrisa en su cara, un cariño saludo, una respuesta amable, sabe escuchar y por su empatía es capaz de ponerse en tu lugar y comprender lo que te pasa. Es un hombre de Dios, un ministro ejemplar y un humano de primera. ¡Cómo no dar gracias al Señor por este hijo y servidor suyo!
Al finalizar la distribución de la comunión, el párroco elevó, en nombre de toda la comunidad, una hermosa acción del gracias al Señor, por la vida y ministerio de D. Eduardo, que recogía los sentimientos de cariño que toda la comunidad siente por este gran hermano y amigo.
Tras la Eucaristía compartimos un ágape fraterno con D. Eduardo, su familia y los sacerdotes del arciprestazgo de la Sierra de Segura. Fue una comida de convivencia y homenaje que compartimos con hermanos de Beas de Segura, Puente de Génave, Castellar y Jaén, que quisieron compartir con D. Eduardo este hermoso día.