Desde hoy, la Exposición Permanente de Arte Sacro de la Santa Iglesia Catedral cuenta entre su colección con la obra «Alegoría de la Iglesia» del pintor jiennense, Miguel Viribay Abad quien ha querido donarla al templo catedralicio.
Durante el acto de presentación, en el que junto al autor, ha estado presente el Deán de la Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas, éste ha recordado que esta obra pictórica ya estuvo en la Catedral en la Exposición Fides, en el año de la Fe 2012, y que su autor quiso ya entonces que se quedase en la Catedral. Martínez Rojas ha afirmado que «esta obra viene a enriquecer la muestra de Arte Sacro de la Catedral. Es de un autor muy renombrado que tiene un nombre propio en nuestra provincia, del que el Obispado ya tiene tres obras suyas. Desde hoy, tenemos la satisfacción y el sano orgullo de contar con esta ‘Alegoría a la Iglesia’ que tan generosamente ha cedido».
Por su parte, el autor ha explicado, después de dar las gracias al Cabildo Catedral por instalar esta obra en el antiguo panteón de canónigos, el origen de la pintura que ya cuelga en las paredes de la catedral. «Alegoría de la Iglesia» es un boceto, que data del año 1972 que Viribay diseñó para un mural que el entonces párroco de la iglesia de San Juan y San Pedro de Jaén, quería ubicar en el presbiterio de esta Parroquia. El cuadro dividido en tres partes, representa a la Iglesia, y lo hace con una imagen central de Jesucristo sobre una barca entregándole a San Pedro las llaves. A los lados, los cuatro evangelistas. También está representada la Parábola del Hijo Pródigo. Sobre la imagen de Cristo está representado Moisés, y los antiguos profetas junto a San Juan Bautista. En la parte de abajo, la figura central es la del Papa Juan XXIII, que con un gesto de misericordia, recoge a un hombre desvalido y a punto de desfallecer, como signo de la acogida de la Iglesia a todos los hombres. A los lados, «la Iglesia militante»- según palabras de Viribay- representada por hombres y mujeres de toda clase social y profesión. Desde humildes campesinos hasta la representación de profesionales liberados, que según las palabras del autor, bien pudieran ser un ingeniero, una periodista, o un letrado. Para el autor, lo que pretendía con esta obra era el «el perfecto matrimonio de esos dos mundos: el de la Iglesia actual, con su origen», esto es Jesucristo.
El mural, finalmente no llegó a hacerse, por problemas técnicos y de presupuesto, pero sí luce ya este boceto, cargado de simbolismo, en las paredes de la Exposición Permanente de Arte Sacro de la Catedral de Jaén.