Tras un periodo en que el Obispo de nuestra Diócesis, Don Sebastián Chico, se ha dedicado a conocer las distintas realidades de la Iglesia y la sociedad del Santo Reino, ha iniciado una serie de reuniones de trabajo y discernimiento con los diferentes grupos que desarrollan la actividad pastoral.
Desde que llegara, hace ahora seis meses, como Pastor de la Diócesis de Jaén, Don Sebastián mostró gran interés en mantener una relación y conocimiento personal con el Pueblo de Dios que peregrina en nuestra tierra.
Si hace tres meses se reunía con todo el equipo diaconal para tener una primera toma de contacto con los diáconos, los aspirantes y los sacerdotes responsables de la formación, ha sido ahora, coincidiendo con la celebración de San Fernando, cuando los diáconos permanentes han sido citados por nuestro Prelado para mantener una reunión de mayor calado donde se pongan sobre la mesa las directrices, propuestas, reflexiones y preocupaciones de dicho colectivo.
En la reunión han estado presentes los diáconos, Jesús Beltrán de Mengíbar; José Bellido de Porcuna; así como Francisco José Cano y Andrés Borrego de Andújar.
Tras invocar el auxilio del Espíritu Santo y en un clima de confianza y fraternidad, Don Sebastián quiso conocer, por boca de los presentes, el histórico y experiencias personales de cada uno desde que se iniciara la realidad diaconal en nuestra Diócesis, hace diez años. A continuación, expuso su perspectiva, a modo de declaración de intenciones, sobre la identidad, tarea y misión de dicho ministerio. Apelando a los orígenes apostólicos de la diaconía y aludiendo a los principios básicos de actuación que propone el Concilio Vaticano II, se han plasmado una serie de sugerencias y conclusiones que servirán como base para afrontar los retos que, a corto y medio plazo, se proponen para llevar a cabo un adecuado desarrollo de la actividad diaconal en nuestra Diócesis.
Se concluyó la reunión con el mensaje que el Santo Padre transmitiera a nuestro Obispo cuando, en su reciente visita “Ad Limina”, exhortara a promover y atender de forma preferencial las vocaciones al diaconado permanente, e integrar a los ordenados en la dinámica de colaboradores más cercanos en las acciones de servicio a la Diócesis.
Fructífero encuentro que ha inyectado una buena dosis de ánimo en el equipo diaconal y ha reafirmado en nuestro Obispo el compromiso de alentar a los distintos arciprestazgos a que abunden y difundan la importancia de dicho ministerio para la Iglesia y atiendan con especial solicitud las vocaciones que se susciten al diaconado permanente.
Andrés Borrego
Diácono permanente