El Obispo preside la Misa de apertura del encuentro de la Asociación de Ciegos Españoles Católicos en Jaén

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Durante los días 26, 27 y 28 de abril, la Diócesis de Jaén acogía el encuentro de la Asociación de Ciegos Españoles Católicos (CECO). Así, el viernes, 26 de abril, el Obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidía, en la Basílica Menor de San Ildefonso, de la capital, la Misa de apertura de esta convivencia nacional.
Pasadas las 19 horas, comenzaba la celebración eucarística concelebrada por el Vicario parroquial de San Ildefonso, D. Manuel Morales; el Consiliario nacional de CECO, P. Rafael León; así como otros sacerdotes españoles, consiliarios diocesanos de la asociación.
Igualmente, asistieron el Presidente de CECO, D. Ignacio Segura, y más de 60 miembros, procedentes de una veintena de diócesis españolas.

Homilía
El Obispo quiso comenzar su homilía dando la bienvenida a todos los sacerdotes y miembros de CECO y se dirigió a ellos para recordarles que “lleváis con amor vuestra vocación de católicos y vivís vuestra realidad concreta. Sois muy afortunados porque conocéis, en profundidad, desde dónde se le ve a Jesucristo, nuestro Señor”.

Asimismo, quiso insistir en que su convivencia se estaba celebrando en la semana de Pascua, “un tiempo largo de fiesta y celebración, en el que, cada uno de nosotros, vivimos la fe en nuestras tareas, en nuestra realidad, en nuestras circunstancias de la vida ordinario”. “Vosotros, además,– añadía Don Amadeo- estáis celebrando, de un modo especial, esta convivencia, aquí en Jaén, en la Diócesis del Santo Reino. Una tierra de gente buena, de gente noble y una tierra donde se ama al Señor y a la Santísima Virgen”.

Don Amadeo continuó haciendo hincapié en el tiempo de Pascua y en la necesidad de encontrarnos con Cristo. “En esta Pascua y, especialmente, en esta Eucaristía, después de haber escuchado la palabra de Dios, el anuncio del Kerigma, del primer anuncio, que Pedro hace, y que ha estado haciendo a lo largo de toda la semana, recordando que Jesucristo a muerto y ha resucitado por nosotros, y que en nombre del Señor seremos salvados, ojalá podáis encontraros siempre con Cristo, la luz de nuestras vidas”.
Subrayó, además, que el II Domingo de Pascua “es muy importante para los cristianos, porque se ven renovados y se ven revestidos de Cristo”. Y continuaba: “ojalá, como Santo Tomás, nosotros siempre podamos decirle, cuando lo veamos, «¡Señor mío y Dios mío!» y se lo digamos de corazón. Eso significa que el don de la fe, el gran regalo de la fe, se ha aposentado. Porque la fe, como recordaba el Papa Benedicto, es un encuentro personal con Jesucristo que nos cambia la vida y nos encamina hacia Dios y hacia el amor a nuestros hermanos”.
Y concluía: “Bienvenidos, con esta Eucaristía, y que el Señor os bendiga siempre”.

Los miembros de la asociación fueron los encargados de la música, de las lecturas, de la oración de los fieles y de las ofrendas, donde, además del Pan y el Vino, se presentaron ante el altar algunos objetos de la vida cotidiana de un invidente, como un bastón guía y un libro en braille.
Tras la bendición final del Obispo, una invidente, en nombre de CECO, realizó una ofrenda floral a la Virgen de la Capilla y pidió a la Santísima Virgen por la asociación y todos sus miembros, para que los cubra y los proteja bajo su manto maternal.
La celebración culminaba con una foto de familia para, después, saludar a Don Amadeo y departir con él.

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