El Obispo ensalzó la fe durante la fiesta de la Soledad de Úbeda

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Este domingo, la hermandad de la Soledad, la más antigua de cuantas hay actualmente en Úbeda, contó con la presencia de Don Amadeo, quien presidió la fiesta en honor de la titular de la corporación. Tras el quinario celebrado días pasados, ayer se concentró gran parte de la hermandad en el templo de San Millán, situado extramuros de la ciudad patrimonio de la humanidad.
Pasadas las doce del mediodía, comenzaba una fiesta que el hermano mayor tildó de «histórica» por la visita del Pastor de la Diócesis. Tras la lectura de las Sagradas Escrituras, llegó el momento en el que Don Amadeo volvió a despertar las conciencias en un templo que, a pesar de las bajas temperaturas y el viento, estaba completamente lleno.

El Obispo ensalzó la figura de María, sola, al pie de la Cruz, pasando difíciles momentos, y afirmando que pudo mantenerse en pie gracias a que siguió los caminos marcados por Dios y a la fe que tenía pues, en momentos de dificultad, uno puede continuar hacia adelante apoyándose sobre la fe, principal bastión para los creyentes. También destacó la labor que hoy en día hacen las hermandades, saliendo a la calle, en tiempos modernos, para decir que Jesús está entre nosotros pero, sin embargo, no a lucirse, pues «el mejor lugar desde el que podemos lucir a Dios es en el corazón». En cuanto a la figura de Cristo, mencionó que, con quienes estuvo más tiempo, fue con los enfermos y los pobres, haciendo referencia a que el templo de San Millán se encuentra a las afueras de la ciudad, donde siempre han estado los más necesitados. En referencia a la sede canónica de la hermandad, también remarcó que, el lugar donde se encuentra erigida, la hace ser «una Iglesia que se deja abrazar».

Durante la homilía también quiso hacer referencia a Santa María Magdalena, imagen que acompaña a la Virgen de la Soledad en la tarde del Viernes Santo. De ella dijo que fue la primera que supo de la Resurrección del Señor, acudiendo a su encuentro, como tenemos que hacer nosotros, ir hacia el encuentro con el Padre. Volvió después a referirse a María, como ejemplo a seguir, la única que en cuerpo y alma permanece en el cielo. Recomendó ante los problemas y la desavenencias seguir el camino de la Virgen, haciéndonos fuertes en la fe y no perdiendo nunca la esperanza, porque Dios está con todos nosotros. Recordó que María «guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón», en referencia a los momentos por los que atravesó la Virgen.

Después, unos niños entregaron al Obispo diversos enseres que representaban lo inmaterial, como una caja de herramientas, que suponía el peso de los problemas, además de hacer referencia al origen de esta hermandad gremial, fundada por albañiles allá por 1554. También entregaron flores o un cojín donde se encontraba un corazón atravesado por siete puñales, pues, como dijo Don Amadeo, «aunque Simeón le dijo que una espada atravesaría su corazón, nosotros representamos el corazón con más espadas, por todo el dolor que sufrió».

La Misa terminó con el hermano mayor de la cofradía agradeciendo a Don Amadeo su presencia, tomando éste después la palabra, para dar gracias por la asistencia a los fieles y ensalzando la actuación del coro, porque «le ayudó a rezar mejor». A la fiesta de la corporación asistió una representación de la Unión de Cofradías de Úbeda así como la alcaldesa de la ciudad, Toni Olivares.

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