El Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo, celebró una Eucaristía de acción de gracias por la restauración del templo, cuya inversión ha superado los 300.000 € sin acudir a préstamos bancarios ni ayudas oficiales, salvo la municipal.
La parroquia de la Natividad de Villanueva de la Reina ha finalizado estos días una restauración global que le ha obligado a estar cerrada durante nueve meses, usándose mientras como templo para atender el culto una nave agrícola. En palabras del Párroco D. Alberto Jaime Martínez ha sido la reforma más importante que se ha acometido en el templo parroquial desde su consagración por el Obispo Sancho Dávila en 1604. La aparición accidental de la Iglesia mudéjar hace dos años revoluciono la historiografía local datando el edificio en el siglo XIII, y convirtiéndose en uno de los templos cristianos con culto más antiguos de la Diócesis de Jaén.
Se han restaurado el retablo mayor y los retablos laterales en pan de oro (por D. Antonio Aguilar, domiciliado en Jaén) y se ha descubierto una cripta del siglo XVIII bajo la capilla del Rosario. Todo ello, junto a la nueva solería en mármol blanco y rojo pulimentado y a la nueva iluminación, hacen del templo uno de los más elegantes y originales de la comarca. La característica más peculiar son los diferentes estilos artísticos y arquitectónicos que conviven armónicamente en un solo edificio: el castillo árabe con su aljibe, la fortaleza cristiana de las postrimerías del románico, la portada protogótica con alfiz árabe, la iglesia mudéjar con sus curiosos e interesantes capiteles únicos en la provincia y su orientación norte sur como la mezquita de Córdoba, continuando por la cabecera gótico -renacentista y la nave con pilares atribuibles al maestro de Alcaraz, Andrés de Vandelvira, o a su discípulo Alonso Barba. La capilla barroca de yesería rococó hace del templo parroquial de Villanueva de la Reina una simbiosis de estilos y espiritualidad única en toda la provincia.
La Eucaristía de acción de gracias fue concelebrada por el párroco, D. Alberto Jaime Martínez Pulido, y por una decena de sacerdotes. Los fieles, que llenaron el templo, pudieron contemplar la elegancia y belleza de un templo restaurado con ocho siglos de antigüedad.