«Bendito seáis vos, Señor, que tan inhábil y sin provecho me hicisteis. Más alabaos muy mucho, porque despertáis a tantos que nos despierten. Había de ser muy continua nuestra oración por éstos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos entre tan grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia? Si algunos ha habido ruines, mas resplandecerán los buenos. Plega al Señor los tenga de su mano y los ayude para que nos ayuden. Amén». (V 13, 21).
El lunes 6 0ctubre, celebramos el último Encuentro Sacerdotal del año 2014, los sacerdotes diocesanos de «mediana edad» (entre los 7-20 años de Ordenación). Estos encuentros entre sacerdotes, promovidos desde la Delegación del Clero, tienen como objetivo que los sacerdotes de mediana edad de la diócesis puedan compartir inquietudes, fraternidad, y espiritualidad.
El Encuentro del lunes comenzó con la comida, en la que un grupo de diez sacerdotes desde un ambiente de cariño y fraternidad hablábamos de todas nuestras realidades con los demás compañeros, desde un ambiente festivo, lúdico y afable. Aunque entre bromas, e ironías, consentidas desde el cariño y la confianza, también salieron algunos temas que desde lo personal o lo pastoral a todos nos preocupan. También la comida fue una oportunidad preciosa para conocer un poco mejor y acoger, al P. Pedro y al P. Javier Jaimes Caballero que procedentes de Colombia, están ejerciendo el Ministerio entre nosotros varios años en la diócesis, trabajando en las Parroquias.
Terminada la comida, nos reunimos de forma más seria para programar los siguientes encuentros sacerdotales e iniciativas que como sacerdotes nos pueden ayudar como la convivencia «Discípulos y Apóstoles» que de forma inter-diocesana se va a celebrar en Málaga los días 10-12 de noviembre y que es un enriquecimiento y una puesta a punto, para sacerdotes que tienen un cierto recorrido en el Ministerio.
El próximo Encuentro Sacerdotal de mediana edad, será el 23 marzo de 2015, en Arjona, visitando una de nuestras más nobles, antiguas e históricas ciudades cristianas y presentando la Figura de D. Manuel González, el obispo de la Eucaristía.
Por la tarde, y adelantando de «forma privada» el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, los sacerdotes nos acercamos al Carmelo de Jaén, el primero que lleva el nombre de la Santa Madre, y que ahora cumple su IV Centenario de fundación. Allí en el silencio del Claustro, las palabras se revistieron de solemnidad al ser pronunciadas por la Madres Carmelitas, dedicadas a la oración contemplativa y al sacrificio. Impresionados quedamos todos cuando al unísono nos dijeron: «…Nosotras existimos por vosotros…la Santa Madre nos dijo, que las Carmelitas habían de orar y sacrificarse por los Sacerdotes, los «capitanes» de la iglesia del Señor…»
Una tras otra, fueron hablándonos a los sacerdotes de lo que Teresa de Jesús nacida hace quinientos años, nos decía ahora a nosotros, sacerdotes del siglo XXI, metidos muchos en los cuarenta años. Y como si de «palabras proféticas» se tratase y con un exquisito «don de conocimiento» en el Espíritu, todas coincidieron en lo mismo: «El sacerdote, tiene que orar en este tiempo recio y difícil de la Iglesia y del mundo, más que nunca…oración…oración y oración…repetía una tras otra…tenéis que mirarlo a ÉL, y no obsesionaros tanto en vuestras múltiples ocupaciones…»
También ellas nos hablaron de su IV Centenario. De las muchas monjas Carmelitas que en este Claustro en cuatrocientos años, habían vivido y han muerto en olor de santidad. Hermanas de hace mucho y hermanas que ellas recordaban, ejemplo de vida entregada, sacrificada y ofrecida. Todo un ejemplo para todos nosotros. La riqueza de la Iglesia. ¡Gloria a Dios!
Al terminar el Encuentro, celebramos la Santa Misa con un grupo nutrido de fieles cristianos y con la Comunidad de Monjas Carmelitas, fue una gozada en el día de la Temporas de Acción de Gracias, celebrar la Misa en un lugar tan privilegiado. La Misa la ofrecimos por todos los sacerdotes de mediana edad, sobre todo los que puedan estar pasando alguna dificultad.
Al terminar cada uno volvió a su lugar, glorificando y alabando a Dios por las maravillas que Él hace en cada uno de nosotros. Y con la confianza de que trece hermanas nuestras, de las que nos quieren de verdad, se volvían a comprometer a rezar por los sacerdotes, incluso con caras, nombres y parroquias.
Miguel José Cano López
PÁRROCO DE ARJONA
