Tercer día en Portugal de la peregrinación diocesana a la Jornada Mundial de la Juventud.
Empezamos un nuevo día, con las pilas cargadas y los corazones llenos de alegría, dispuestos a dejarnos sorprender una vez más. Tras un desayuno con las familias de acogida, nos disponíamos según los pueblos en que residimos a hacer un voluntariado. Algunos de los jóvenes irían a residencias de mayores para acompañar a los más mayores, otros estarían con los más pequeños, los niños, y, en último lugar, otros tantos acompañarían a personas discapacitadas. Cada uno de los diferentes grupos realizaría algunas actividades con ellos, jugando, charlando, cantando y ante todo transmitiendo la alegría de Cristo joven.
Posteriormente, los jóvenes comeríamos en dichos lugares y luego nos trasladaríamos a la Iglesia de San Miguel de Caparrosa para celebrar la alegría de la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo Don Sebastián, en la que hablaba sobre la importancia de abrir nuestros corazones para que sean tierra fértil y así poder llevar al Señor a todos los que nos rodean en nuestro día a día.
Para finalizar el día, todos juntos nos trasladamos en autobuses hasta Satao, donde tendríamos un rato de fiesta y convivencia junto con el resto de jóvenes del mundo que estos días también se encuentran en la Diócesis de Viseu. Franceses, canadienses, españoles entre otros, hemos vivido una increíble noche, bailando, cantando y sobre todo compartiendo la alegría de ser cristianos.
Jóvenes de Jaén en la JMJ