«Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
Quiero, queda limpio» (Mc 1, 41)
Queridos fieles diocesanos,
El próximo 11 de febrero se celebra Jornada Nacional de Manos Unidas. En concreto, este año se celebra la 65ª Campaña contra el Hambre, bajo el lema «Efecto ser humano».Porque, precisamente, el ser humano, es el único capaz de cambiar el mundo: convertirlo en un lugar mejor, luchando contra el hambre, la injusticia y la desigualdad.
Jesús enseñó a sus discípulos a orar, pidiendo a nuestro Padre celestial en el Padre Nuestro, no «mi» pan, sino «nuestro» pan de cada día. Quiere que sus discípulos seamos corresponsables de nuestros hermanos, para que a nadie le falte lo necesario para vivir. Sabemos que el problema del hambre no es solamente un problema de ayudas sino de un nuevo orden económico internacional, pues afecta a grandes zonas del mundo que exigen sin duda cambios en sus estructuras y, sobre todo, en los corazones.
Ante esta situación ¿qué puede hacer el cristiano para paliar, corregir y hacer desaparecer progresivamente el escándalo del hambre? Sobre todo unir nuestras voces y nuestras manos ala de Jesús para darles de comer, hasta donde sea posible, desde nuestra generosidad; unir nuestro clamor para que la dignidad humana sea un bien para todos, para que: «el pan nuestro de cada día» llegue a todos; lograr un cambio radical en muchas mentes para sustituir el egoísmo por la fraternidad, el consumismo insaciable y acaparamiento de bienes por una verdadera caridad, el individualismo por la comunión que pedía y pide Jesús a sus discípulos (cf. Jn 17, 20-23).
Como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: «los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia desde sus orígenes y, a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar por alimentarlos, defenderlos y liberarlos».Y con esa misión nació esta ONG de la Iglesia, hace más de seis décadas. Un compromiso generoso e incasable en pro de los más desfavorecidos, llevando esperanza, amor y ayuda a aquellos que más lo necesitan en diversas partes del mundo.
Así, año, tras año, con su Campaña Contra el Hambre, Manos Unidas pretende, por un lado, concienciar sobre la realidad de la pobreza y la desigualdad en el mundo; y por otro, recaudar fondos para financiar proyectos inasumibles en países en vías de desarrollo. Proyectos centrados, fundamentalmente, en áreas como la seguridad alimentaria, la educación, la salud o el desarrollo económico y sostenible.
Y para ello, apelan a nuestra generosidad, para juntos, paliar la pobreza y conseguir que nuestros semejantes tengan una vida digna. Las pequeñas aportaciones y acciones individuales tienen un impacto significativo cuando se suman colectivamente. Cada donación, por pequeña que sea, suma y hace posible que se pueda proveer asistencia médica, educación, alimentos y, lo más importante, esperanza a quienes enfrentan situaciones difíciles en lugares remotos.
Esta campaña anual del 2024, nuestra Diócesis de Jaén se centrará en cuatro lugares en el mundo:
Marruecos: “Refuerzo de capacidades de migrantes y marroquíes vulnerables en Rabat y Casablanca”. Estas personas viven en barriadas muy precarias, careciendo de servicios públicos y de cualquier otra atención social, por lo que su vida se desarrolla en un entorno de vulnerabilidad y pobreza, especialmente las mujeres migrantes y mujeres marroquíes.
Líbano:“Mejora de la atención sanitaria a refugiados sirios y libaneses sin recursos en Beirut”. Este proyecto está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Manos Unidas.
Honduras.“Educación integral para jóvenes de 37 comunidades de Honduras”. El proyecto forma parte del Programa de Educación “Maestro en Casa”, dirigido a jóvenes rurales de 37 comunidades de 8 departamentos de Honduras.
Haití: “Impulso de la seguridad alimentaria de hogares rurales delDpt.de Haití Oeste”. Según la FAO actualmente en Haití el 60% de la población padece inseguridad alimentaria, debido a que hay muchas zonas montañosas, que dificultan las labores agrícolas, y las llanuras tienen muy bajo potencial productivo, por las malas prácticas agrícolas y la creciente deforestación para producir carbón de leña.
Invito a todos los fieles diocesanos y a los hombres y mujeres de buena voluntad, a apoyar con vuestra generosidad, nacida del corazón, la labor fabulosa y bien coordinada de Manos Unidas en la defensa de la dignidad de todos los seres humanos.
Sé que responderéis a esta llamada, como lo venís haciendo cada año. De ahí los grandes resultados obtenidos por Manos Unidas en su campaña del pasado 2023. La colaboración activa de los jiennenses ha hecho posible consolidar todos los proyectos con los que se había comprometido nuestra Diócesis del Santo Reino.
Que nuestra Madre, la Virgen María, nos ayude para que, a través de nuestras manos unidas, podamos ser portadores de esperanza y amor para aquellos que más lo necesitan.Con mi afecto y bendición,
+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén
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