“Te sientes llamada porque te sientes amada y sin esa respuesta no eres feliz”

Muy cerquita de la Patrona de Huelva, la Virgen de la Cinta, ustedes oran por todos, pero muy especialmente por los sacerdotes. Parece que esta oración está dando sus frutos si nos remontamos a las últimas ordenaciones…
Dentro de la Vida Contemplativa rezamos por toda la Iglesia, pero siempre con una intención muy particular a los sacerdotes, para que no falten vocaciones sacerdotales y para que los sacerdotes sean santos, según el corazón del Buen Pastor. Lo hacemos porque, al recibir la elección del Señor, Dios nos incorpora a su corazón con ese deseo, que no falten los sacerdotes, porque sin sacerdotes no habría Eucaristía y sin Eucaristía la Iglesia no se podría cimentar ni sustentar. Esa es nuestra finalidad y la misión de nuestra vida que, sin esa llamada, no tendría sentido. Vocaciones contemplativas hay muchas y nosotras tenemos ese fin específico para el que nos fundó el obispo emérito de Huelva, D. José María García Lahiguera.

Nos acordamos de las vocaciones. ¿Por qué es tan importante orar por ellas?
Las vocaciones son fundamentales para la vida de la Iglesia. La especial consagración es una radicalidad de la llamada que todos recibimos en el bautismo de la elección del Señor. Entonces, sin vocaciones, sin ese testimonio de una opción total por el seguimiento a Cristo, la Iglesia perdería uno de sus mayores tesoros.

¿Qué consejo daría a los presbíteros que se han ordenado recientemente?
Que se dejen conocer por el Buen Pastor y que sean siempre reflejo de Él, que da la vida por las ovejas.

Hay quien duda del poder de la oración…
Se puede dudar, es algo que no me extraña. Sin embargo, cuando el hombre se encuentra ante una circunstancia que le supera y que no puede dominar, la oración o el deseo de una petición que pueda solucionar eso que le sobrepasa brota espontáneamente del corazón de hombre. La oración es respuesta a eso que Dios nos ha puesto en nuestro corazón. El hombre, quiera o no quiera, no es omnipotente.

¿Es la oración la última opción?
La oración no puede surgir si somos prepotentes. Sin embargo, cuando uno es consciente de su realidad, tiene que aceptar que la necesita. Necesitamos salvación.

¿Cuál es la riqueza de la vida contemplativa?
Toda vocación es una elección del Señor. La vocación no la elegimos nosotros como algo personal en lo que nos hemos empeñado. La vocación es respuesta a una elección previa y eso lo refleja muy bien el evangelio del Buen Pastor: “yo os he elegido”, por tanto, es Él el que nos llama. Primero, hay que tener en cuenta eso, que la vocación es una respuesta a un don que se nos ofrece y, por otra parte, la riqueza está en que uno se siente llamado porque se siente amado y sin esa respuesta no eres feliz. Y no es una respuesta egoísta o personal, sino que no se puede desvincular de la Iglesia. Te sientes amada, elegida dentro de la Iglesia y tu respuesta es dentro de la Iglesia para que ese amor que tú has recibido llegue a los demás.

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