Restauran el órgano de la Catedral

El pasado martes 28 de octubre daba comienzo las labores de restauración del órgano de la Catedral. Con esta restauración se recuperará la sonoridad y la funcionalidad del instrumento, que en la actualidad sufre un importante deterioro en los tubos de madera.

El proceso de restauración corre a cargo de Manuel Luengo Flores, 1961 Llerena (Badajoz), organero especializado en la construcción y restauración de órganos, formado en Barcelona, en el taller de Gabriel Blancafort, instalado en Jerez de la Frontera. Ha restaurado entre otros, los órganos de la Basílica del Gran Poder, la iglesia de San Luis de los Franceses o parroquia de San Isidoro en Sevilla, San Pablo de Baeza (Jaén), San Juan de Dios (Cádiz), San Juan Bautista de Chiclana de la Frontera (Cádiz), Santuario de la Coronada de Villafranca de los Barros (Badajoz).

Con esta intervención no sólo se contribuye a poner en valor nuestro patrimonio cultural y musical, sino que se expresa el sentido teológico y litúrgico, como el propio Concilio Vaticano II nos presenta:

«Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales» (Sacrosanctum Concilium, 120).

El órgano es una mediación entre el hombre y Dios, así nos lo ha recordado hace pocos años el Papa Benedicto XVI:

«El órgano, desde siempre y con razón, se considera el rey de los instrumentos musicales, porque recoge todos los sonidos de la creación y da resonancia a la plenitud de los sentimientos humanos, desde la alegría a la tristeza, desde la alabanza a la lamentación. Además, trascendiendo la esfera meramente humana, como toda música de calidad, remite a lo divino. La gran variedad de los timbres del órgano, desde el piano hasta el fortísimo impetuoso, lo convierte en un instrumento superior a todos los demás. Es capaz de dar resonancia a todos los ámbitos de la existencia humana. Las múltiples posibilidades del órgano nos recuerdan, de algún modo, la inmensidad y la magnificencia de Dios» (Benedicto XVI – Ratisbona, 13 de septiembre de 2006).

La restauración del órgano de la Catedral también puede ser un estímulo para cuidar y valorar lo que hemos heredado de nuestros predecesores. La tradición musical se ha mantenido viva en la Iglesia durante siglos, ahora nos toca a nosotros pasar el testigo.

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