La Palabra hecha carne

Mensaje de Navidad del Obispo de Huelva, D. José Vilaplana Blasco. Mis queridos hermanos y hermanas:

La celebración del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo nos llena de alegría y nos invita a felicitarnos, compartiendo la fe y manifestándonos los mejores deseos. Con motivo de esta fiesta nos reunimos en familia y experimentamos el calor del amor mutuo en torno al Belén, que nos permite contemplar al Niño Dios como fuente inagotable de amor.

Como Obispo vuestro, también yo quiero felicitaros cordialmente a todos con un fraternal abrazo y expresaros mis deseos de que gocéis de una santa y entrañable Navidad, en la que vuestro encuentro con el Hijo de Dios, Palabra hecha carne, os colme de alegría, de luz y de paz, y os haga rebosar de cariño, entrega y servicio a los demás, compartiendo los dones que habéis recibido de Dios.

Con el mensaje que os dirijo este año, quiero ayudaros a contemplar al Niño Jesús como Palabra en la que Dios nos lo ha dicho todo. Todas las personas necesitamos escuchar palabras que transmitan amor, palabras que nos orienten, palabras que nos consuelen y conforten.

Dios nos ha dado en su Hijo una Palabra de amor-el amor más grande- que nos llena de un gozo inagotable; “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”. Jesucristo es la Palabra de amor que Dios ha dado a todas las personas, de todas las razas y condiciones. Un amor que en Jesús se hizo visible, palpable, humano.

Jesucristo es la Palabra que alumbra a todo hombre o mujer de este mundo. Una palabra que se hace Camino: “El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida”. La Navidad es fiesta de luz, porque enmedio de nuestra noche la presencia de Cristo hace brillar la Verdad:“Yo he venido al mundo para dar testimonio de la Verdad”. Nos ha manifestado el amor de Dios como fundamento de la Vida; nos ha mostrado a un Dios Padre de todos; nos ha descubierto la dignidad de toda persona humana. En Jesús, sus palabras se muestran en sus obras: una verdad hecha vida.

“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Este es el corazón de la Navidad que estamos celebrándo. Esta Palabra está cerca. Acojamos en nuestro corazón y en nuestra vida esta Palabra que sana y salva, que alegra y orienta, que nos descubre el cimiento y el sentido de nuestra existencia. Esta Palabra es el Hijo de Dios hecho hombre, nacido de María Virgen, sencillo y cercano, humilde y pobre, pequeño y frágil, para que todos lo podamos entender y aprender de Él.
   
Además, esta Palabra nos envía al mundo, nos lanza a la misión, nos abre los ojos para que sirvamos a los hermanos, especialmente a los más necesitados, y nos ensancha el corazón para que podamos acoger a los inmigrantes, estar junto a los enfermos, acompañar a los que están solos y luchar para evitar cualquier forma de violencia o menosprecio a cualquier ser humano.

Que esta Palabra ilumine las situaciones más sombrías de la vida y nos permita vislumbrar, con esperanza, la salida de los problemas más complejos. Que nos ayude a afrontar las crisis convirtiéndolas en retos, en momentos de aprendizaje para replantear las cuestiones más importantes de la vida. Este año no puedo dejar de decir una palabra sobre la crisis económica, fruto del egoísmo, del consumo desaforado, del afán de ganancia fácil y de la explotación…que genera más sufrimiento en los más débiles. La luz de Jesús nos enseña a vivir con otros valores: la alegría del compartir, la austeridad de vida, el trabajo solidario, la defensa del débil. Consolidemos todas las iniciativas de ayuda mutua y cooperemos en las corrientes de solidaridad que brotan de los corazones más generosos, que llenos del amor que han recibido de Cristo, se entregan a la ayuda de los más desfavorecidos.

¡Feliz Navidad en la alegría del Señor, Palabra hecha carne! ¡Feliz y solidario año 2009! Os lo deseo a todos con mi afecto y bendición.

+ José Vilaplana Blasco
Obispo de Huelva

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