Manuel Eugenio Garcia Serrano, militante de la HOAC en Huelva.
1. Un año más en el que ha cambiado el color político pero, ¿lo han hecho también las condiciones de los trabajadores? ¿Qué pasos se han dado?
A pesar de que ha habido un cambio de color político es evidente que no ha habido una mejora de las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras. Así lo ponen de manifiesto estos datos que son escalofriantes: en el primer trimestre de este año 2018 hablamos de casi 3.800.000 personas desempleadas, el 16% de trabajadores está en riesgo de pobreza y exclusión social (este dato ya habla de las condiciones tan precarias que se están dando en la contratación) y 1.242.700 familias tienen todos sus miembros activos en paro. En Andalucía los últimos datos del mes de septiembre hablaban de un aumento de 22.000 personas y en Huelva en concreto de 1.457 personas.
Lo que se aplican son las leyes y está claro que mientras no se deroguen las últimas reformas laborales que han condenado a un empobrecimiento a la clase trabajadora jamás visto en nuestra historia reciente, será difícil empezar a hablar de mejoras en el ámbito laboral y en las condiciones de trabajo. Un paso importante es la movilización de la ciudadanía. Sirva como ejemplo los pensionistas que han sido capaces de arrastrar al resto de la sociedad en sus justas demandas y colectivos como las “kellys”, que ante una situación de debilidad en sus condiciones de trabajo gracias a sus movilizaciones y luchas han conseguido mejorar sus condiciones en la firma de los diferentes convenios colectivos de su sector.
2. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de trabajo decente?
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) un trabajo decente es aquel «con derechos, sin discriminación, en condiciones saludables, con una remuneración suficiente para vivir dignamente y protección social» y en lo fundamental que permita dar respuestas a las necesidades que tenemos las personas en todas las dimensiones de nuestra vida.
3. ¿Qué papel tiene la Iglesia en este sentido?
A la luz de la Doctrina Social de la Iglesia y por fidelidad al Evangelio tenemos que denunciar aquellas condiciones de injusticia y de explotación que condena al mundo del trabajo a un empobrecimiento cada vez mayor. De ahí que la puesta en marcha de esta plataforma compuesta por organizaciones eclesiales como Cáritas, Confer, HOAC, Justicia y Paz, JEC y JOC tengan razón para ser voz de toda la Iglesia y desarrollar por cuarto año consecutivo este gesto de visibilizar el día del trabajo decente. En ese sentido, las palabras del Papa Francisco son claras y contundentes: » No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo» «El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de las personas».
4. ¿Hacia dónde tenemos que caminar para acabar con las situaciones indignas y de injusticia en el mundo laboral?
No cabe duda que el actual modelo económico y productivo ha declarado la guerra a la vida y muy especialmente al mundo del trabajo. Es por ello que se hace más necesario que nunca, avanzar hacia un sistema productivo y de relaciones laborales que ponga en el centro a la persona, rompiendo la lógica de pensar el trabajo y organizar el trabajo desde lo económico y los intereses de unos pocos. Hay que continuar luchando por condiciones dignas de empleo. Sin la lucha por la afirmación de los derechos de las personas en el empleo no es posible ni podremos humanizar el trabajo. Tenemos que considerar que el trabajo es un bien para la vida y por eso también hay que promover la participación de los trabajadores en la toma de decisiones que les afecten, que promueva y facilite la conciliación de la vida familiar y laboral y, en definitiva, que el trabajo sea un espacio para humanizar y vivir con dignidad.
