

Creo firmemente que vivir la Navidad en un hospital es entrar en un misterio muy profundo. Mientras afuera el mundo celebra con luces, música y mesas llenas, dentro del hospital la Nochebuena es más silenciosa y el tiempo parece detenerse. Sin embargo, creo que es precisamente en este lugar donde el sentido de la Navidad se vuelve más verdadero y más cercano al Evangelio.
La Nochebuena llega sin tantas cosas. Los pasillos sustituyen a las plazas, el sonido de las máquinas y camillas acompaña los villancicos suaves, y las miradas cansadas se convierten en oración. En el hospital, la Navidad no se disfraza: se muestra tal como es, frágil y llena de esperanza, como el año jubilar que hemos vivido.
La Misa del Gallo fue celebrada, en el hospital, en este contexto, donde se vivió de una manera especial. Cada palabra habla de un Dios que no eligió la comodidad, sino la cercanía; que no huyó del dolor humano, sino que lo abrazó. El altar sencillo de la capilla recuerda que Jesús nació pobre, vulnerable, necesitado de cuidado, como tantos de los que hoy están en estas camas.
Aquí en este hospital, ya se ha convertido en tradicional la visita del Niño Jesús por los pasillos, visitando al personal sanitario y, sobre todo, a los enfermos. El Niño Jesús no teme entrar en una habitación de hospital. No se aleja del sufrimiento ni del miedo. Al contrario, parece sentirse en casa entre los enfermos, porque Él mismo quiso compartir nuestra fragilidad. En cada visita, en cada oración junto a una cama, el Niño de Belén vuelve a nacer.
Visitar a los enfermos en Nochebuena es algo muy especial: no es solo un gesto de caridad , es un acto de fe. Es reconocer que Cristo está allí, esperando ser consolado, acompañado, amado. A veces no hay palabras, pero la presencia basta. A veces no hay respuestas, pero la esperanza permanece.
En el Hospital Comarcal de Baza, la Navidad nos enseña que la alegría no siempre es ruidosa, que la paz no depende de la ausencia de problemas y que la fe se fortalece cuando se comparte. Aquí comprendemos que Dios no prometió quitarnos la cruz, sino caminar con nosotros. Y aunque el cuerpo esté enfermo, el corazón puede llenarse de luz.
Rafael Tenorio
Capellán del Hospital Comarcal de Baza

