Un año más, cuando el mes de noviembre llega, los sentimientos se avivan y se agolpan a las puertas de nuestro corazón, en recuerdo de nuestros seres queridos. Es por ello en multitud de pueblos de nuestra diócesis, por muy pequeños que sean, se va a los cementerios para celebrar la Eucaristía. Y en la ciudad de Huéscar, además, el martes 1 de noviembre tuvo lugar la celebración de la Eucaristía en el cementerio.
Estuvo presidida por el párroco de Santa María, José Antonio Martínez, que fue acompañado de los vicarios parroquiales, Federico de la Rosa y Alfonso García.
Hizo una tarde esplendida, lo que facilitó que un gran número de fieles se desplazara hasta el camposanto para asistir a la Eucaristía y tener un recuerdo y una oración por todos los que se encuentran enterrados en dicho cementerio.
En la homilía, el párroco hizo hincapié en que esta festividad nos recuerda que, hoy y aquí, es posible ser diferente; que dejarse arrastrar por la corriente, además de no ser bueno, nos convierte en vulgares y nos hace perder nuestra propia identidad de bautizados. Hizo también una invitación a mirar al cielo. También invitó a aprender de millares de personas que han llevado una vida santa, cordial, caritativa y que, tal vez, han pasado sin mucho ruido por el mundo, pero haciendo el bien, en un camino hacia la santidad.
José Antonio Martínez Ramírez
Párroco de Santa María