
La parroquia de Santa María acogió la celebración de la Misa de Miércoles de Ceniza en Huéscar. La Eucaristía estuvo presidida por el párroco José Antonio Martínez, y fue concelebrada por los sacerdotes Cedric Ateba y José Díaz junto. Asistieron el seminarista Guillermo P. Parra y los monaguillos de la parroquia, acompañado de muchos feligreses que llenaron toda el templo, para comenzar de esta forma tan significativa de la Cuaresma, el camino hacia la Pascua. En su homilía, el párroco destacó los pilares que nos cuenta el Evangelio para este tiempo de Cuaresma: ayuno, oración y limosna.
El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer solo una comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedir perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre. La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el cielo.
Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: “acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir”. Es una costumbre que recuerda que algún día vamos a morir y que el cuerpo se va a convertir en polvo. Es tradición dejar y no lavar la ceniza hasta que esta desaparezca por sí misma.
De igual modo, el arranque de esta Cuaresma ha estado marcado por el Viacrucis que cada año la delegación de Juventud de Guadix organiza, y que fue el viernes 4 de marzo en la parroquia de Huéscar. Participarán los jóvenes de nuestra diócesis en torno a la imagen de un Cristo crucificado.
También se ha preparado un mural para los niños de catequesis, para que cada domingo tengan su catequesis sobre la Cuaresma.
Guillermo Pablo Parra
Seminarista