La parroquia de Santa Ana, de Guadix, ha acogido la celebración del colectivo de migrantes peruanos que han celebrado la fiesta de Santa Rosa de Lima, patrona de su país. Fue el 30 de agosto, en una Eucaristía presidida por el párroco, Juan Sáez, a la que siguió un tiempo de convivencia y de ágape. Feligreses de la parroquia se sumaron también a la fiesta y los acompañaron.
Son muchos los peruanos que viven y trabajan en Guadix, buena parte de ellos vinculados al ramo del transporte. Y juntos, han podido pasar un día de fiesta, recordando su tradición y a los que dejaron allí. Así lo vivieron durante la celebración de la Eucaristía y en el pequeño ágape que hubo después, ofrecido por la parroquia.
Perú celebra cada 30 de agosto la fiesta de Santa Rosa de Lima, Patrona del país. Los peruanos viven ese día con procesiones, misas y hasta peregrinaciones, como la que se hace en la ciudad de Lima, donde los devotos suben a la casa de la santa para presentar allí sus peticiones. Pero Santa Rosa de Lima no es solo Patrona de Perú, sino también de toda América y de Filipinas.
La primera santa de América
Primera santa nacida en América, Isabel Flores nace en la Lima colonial en 1586, y era tan hermosa que le ponen el sobrenombre de «Rosa». Sus padres se esfuerzan por educarla en la fe, inclinada a la contemplación, pero testigo de las necesidades de los que le rodean, entra como terciaria en la Orden de Predicadores. Vive la compasión con aquellos que le rodean, en un servicio alegre y generoso. Muere con treinta y un años en 1617.
Se le atribuyen mortificaciones y castigos corporales de todo tipo, pero también tantas conversiones y milagros. Uno, entre ellos, la fallida invasión de piratas holandeses en Lima, en 1615. Cuando estaba viva aún, Rosa fue examinada por una comisión mixta de religiosos y científicos que juzgaron sus experiencias místicas como verdaderos «dones de gracia». Cuando murió, debido a su fama de santidad, una gran multitud de personas acudió a su funeral, Rosa ya era santa. Murió sólo después de haber renovado sus votos religiosos, repitiendo varias veces: «¡Jesús, que estés siempre conmigo!». Era la noche del 23 de agosto de 1617. Después de su muerte, cuando su cuerpo fue trasladado a la Capilla del Rosario, la Virgen de la estatua ante la cual la Santa había rezado tantas veces, le sonrió por última vez. La multitud de personas que estaba presente gritó al milagro. En 1668, Rosa fue beatificada por el Papa Clemente IX y canonizada tres años más tarde. Es la primera Santa canonizada del Nuevo Mundo y es la patrona del Perú, de América, de las Indias y de Filipinas. Es invocada como patrona de los floristas y jardineros, contra las erupciones volcánicas y en caso de heridas o para solucionar conflictos familiares.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix