
«La Familia, hogar de esperanza» ha sido el lema del retiro de Cuaresma organizado por la delegación de Familia y Vida para matrimonios y personas en general que se celebraba el 9 de marzo, primer domingo de Cuaresma en el Centro de Espiritualidad.
Muy buena ha sido la acogida de este retiro, como de costumbre, pues han asistido más de una treintena de personas. Fue dirigido por el sacerdote y consiliario de esta delegación, Antonio Fajardo.
Se inició a las diez de la mañana con la acogida de los participantes, para continuar con la primera meditación que nos introdujo en el tema central del retiro. Nos presentó el consiliario los “peligros” que acechan al cristianismo, indicando que no será solo en la Iglesia donde vamos a invertir esta situación, sino en la familia, en el hogar. La familia, vino a decir, no es un invento humano, es diseño de Dios para la humanidad (no un acuerdo humano), donde se aprende a amar, donde se transmiten valores cristianos. También habló de cómo el matrimonio proporciona la unidad a la familia y debe durar para siempre, y que la familia es el lugar donde la vida es acogida, protegida y promovida. Terminó su primera meditación indicando que la familia está siendo atacada, debilitada y redefinida, por ello es importantísimo recordar el origen divino de la familia y la misión que la familia tiene en el mundo: “La Familia es la esperanza” , dijo.
Tras la pausa de media mañana se procedió a la adoración del Santísimo, seguida de la celebración de la Eucaristía. El director del retiro supo encajar perfectamente en la homilía una segunda meditación mediante la que nos dio tres claves para que la familia siga siendo el futuro de la sociedad: la primera es que la familia está diseñada para reflejar el amor de Dios y transmitir la vida. Es una vocación, una llamada para realizar el plan de Dios. La segunda es que los ataques a la familia son ataques a la misma humanidad. Los cristianos debemos defender la familia. Cuando se ataca la familia se ataca al ser humano. Por último, la familia, dijo, es faro de esperanza. Cada hogar cristiano debe ser un faro de esperanza viviendo con fidelidad el Evangelio. No tengamos miedo de ser testigos del amor de Dios.
Tras la comida se llevó a cabo la tercera meditación por parte de Antonio Fajardo, mediante la que nos dio las claves para vivir una Cuaresma cómo tiempo de gracia para la familia. Tiempo para caminar juntos en comunión con Dios y con los hermanos. Este camino no podemos hacerlo solos y es en la familia donde tenemos que caminar juntos. También invitó a cultivar la belleza, la bondad y la verdad y a vivir en el Evangelio día a día. “Huyamos -dijo- de esos pecados `invisibles´ que nos separan de alcanzar o profundizar en la santidad: la ingratitud, la indolencia y la injusticia… Esta Cuaresma nos tiene que ayudar a renovar el amor en nuestra familia”
Fajardo ofreció muy buenos consejos para vivir una Cuaresma plena. Entre ellos, podríamos destacar el pedir perdón, evitar murmuraciones, hacer pequeños sacrificios personales, vivir la caridad cómo un estilo de vida (privarnos de cosas para ayudar a los demás), ser solidarios en familia (no solo con lo material sino con tiempo con compañía), escuchar a los demás… Como dijo, “Cuaresma es tiempo de esperanza y de renovación”.
Finalizó el retiro disfrutando de un rato de diálogo entre todos los asistentes y compartiendo unos dulces y licores típicos a modo de celebración del encuentro vivido.
Jesús Galera e Inma Triguero
Delegados diocesanos de Familia y Vida. Guadix