El pasado día 28 se despedía de Guadix la religiosa Madre Doris, de las Esclavas de la Inmaculada Niña, más conocidas como religiosas de la Divina Infantita.
Madre Doris del Rosario es de Costa Rica, donde viven sus padres y sus ocho hermanos. Ella es la mayor. Después de varios trabajos allí en su tierra, se dio cuenta de que el señor la llamaba a la vida consagrada y ya lleva veinte años de servicio a la Iglesia, como ella decía en su despedida: “trabajando con los niños y siendo hermana de una gran comunidad”.
A Guadix llegó hace poco menos de 7 años. Pidieron voluntarias para venir a esta escuela hogar accitana y ella se prestó. Han sido siete años en los que, de una forma callada, ha repartido mucho amor a los niños de la escuela hogar, a los sacerdotes de la ciudad, a la Iglesia. Ha colaborado con la pastoral vocacional, en la catedral y en la parroquia de Santiago siendo catequista y ministra extraordinaria de la comunión. En la comunidad de la Divina Infantita ha ocupado muchos encargos en estos siete años.
La Misa de despedida la celebró el Sr. obispo y fue concelebrada por el capellán de las religiosas, Manuel Millán. Mons. Francisco Jesús Orozco destacó el buen hacer de Madre Doris, el servicio prestado a la diócesis y su amor a los sacerdotes. Los niños de la escuela hogar le leyeron cartas y le agradecieron los años que ha estado con ellos.
El último gesto de Madre Doris fue regalarle a la catedral de Guadix una imagen de la Inmaculada Niña, la Divina Infantita. Se trata de una imagen que trajo ella misma desde México y que se ha colocado a los pies de la Inmaculada que hay en una de las capillas de la catedral.
Madre Doris deja Guadix porque ha sido trasladada a Roma, donde hay una comunidad de esta religiosas. Allí atenderá una parroquia, pero seguro que encontrará otras ocupaciones para seguir mostrando su entrega y amor a la Iglesia.
Gracias Madre Doris
Manuel Millán
Capellán de las religiosas Esclavas de la Inmaculada Niña