
En la mañana del 6 de septiembre, en la festividad del Santo Cristo de los Trabajos, el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, bendijo la restauración que se ha hecho en la iglesia de Lugros, tras culminar las obras que ha habido durante todo el verano. La nueva solería de mármol y la adaptación de la entrada para suprimir las barreras arquitectónicas que había, de manera que se facilite el acceso a las personas con movilidad reducida, han sido las dos grandes actuaciones que se han realizado. Aunque hay más. Las obras han contado con la colaboración del ayuntamiento y las aportaciones de los fieles.
Esa mañana del sábado 6 fue de fiesta, en sentido doble. De una parte, Lugros celebraba la fiesta de su Patrón, el Santo Cristo de los Trabajos, junto a su Patrona, la Virgen del Rosario. Primero hubo procesión por las calles del pueblo y, después, como siempre, Misa solemne. Este año presidió la Misa el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, que bendijo, en el transcurso de la misma, la restauración realizada en el templo parroquial. Mons. Orozco agradeció al ayuntamiento su participación, y a los fieles de Lugros su colaboración generosa. También felicitó al pueblo por lo bien que ha quedado la iglesia, que ya tuvo una primera reforma en 2015, con la instalación de un retablo de mármol, y que ahora completa su reforma con el suelo y los demás elementos que faltaban.
Pero, lo más importante en las actuaciones realizadas ha sido la supresión de la barrera arquitectónica que había en la puerta de entrada y que dificultaba el acceso, sobre todo, a las personas mayores. Había dos trancos que salvar y un desnivel respecto al suelo de la calle. Ahora se puede entrar con facilidad, incluso con silla de ruedas y andador.
Además, se ha arreglado la hornacina de la Virgen del Rosario, se ha quitado el viejo zócalo de terrazo y se ha completado la parte de instalación eléctrica que quedaba por renovar.
Estas obras han sido posibles gracias a la colaboración del ayuntamiento de Lugros, que ha donado las losas de mármol, así como la base de cemento sobre la que se asientan. Todo lo demás, ha salido de las cuentas de la parroquia y de la donación de los fieles.
Sin duda, el templo parroquial de Lugros, que es la casa de todos, está renovado y, a pesar de sus siglos de historia, rejuvenecido. Y, para los que tampoco son jóvenes o tienen dificultades motoras, ahora cuenta con un acceso fácil, a pie de calle. La verdad es que ya no hay escusas para no ir a la iglesia.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix