Una vez más nos encontramos cómo los evangelios de la infancia, los primeros capítulos de Lucas y de Mateo, nos descubren que la vida de Jesús, desde sus comienzos y acompañado de sus padres, no está exenta de dificultades y sufrimientos para él y los suyos.
Jesús al cumplir doce años, como todo judío, se integra en la comunidad y en el cumplimiento de las normas y de las prácticas religiosas, siendo la más importante la peregrinación anual a la ciudad de Jerusalén. Jesús hace su primera peregrinación acompañado de sus padres en la fiesta de Pascua.
Es aquí cuando comienza esa progresiva separación de Jesús con su entorno familiar, porque su proyecto, que no coindice con el que sus padres deseaban para él, será dedicarse por entero al plan que su verdadero Padre tiene para él, algo que llevará a cabo en los últimos años de su vida y misión.
María no discute con Jesús aunque no comprende su actuación, pero ella guarda silencio y en actitud orante va asumiendo y aceptando poco a poco los designios de Dios y lo que Éste tiene preparado para su hijo.
En la familia se comparte todo, los gozos y sufrimientos, en una unidad que busca la armonía y la felicidad pero que no siempre se consigue, pero Lucas nos muestra que la felicidad de la Sagrada Familia, como la de cada una de las familias, a pesar de los sufrimientos y desconciertos que no siempre se entienden, proviene de la fe en Dios y de la aceptación de su voluntad.
Emilio J., sacerdote