Testimonio de un joven voluntario del proyecto “Jóvenes con Corazón” de Cáritas Baza.
Cuando Carlos Valle, profesor de Religión y organizador del proyecto “Jóvenes con Corazón”, nos sugirió la idea de participar en este proyecto, reaccioné como un adolescente »normal´´, o al menos como se esperaba que un adolescente reaccionara, ya que pensé: ¿realmente piensa que voy a malgastar una o dos horas de mi valiosa semana yéndome a hacer actividades con gente que ni siquiera conozco, pudiendo estar echando la siesta o con mis amigos y amigas? Pero, afortunadamente, la cosa no quedó ahí.
Cuando Carlos comenzó a explicarnos en que iba a consistir el proyecto, cuáles iban a ser nuestras tareas y a qué lugares íbamos a asistir, algo me llamó la atención, lo que dio lugar a que quisiera asistir a aquella reunión en la que se nos explicaría más a fondo todo lo que iba a ser este proyecto.
Una vez allí, nada más llegar y al ver esa gran cantidad de adolescentes que acudieron, con ganas de comprometerse y de ayudar, un gran entusiasmo afloró en mi interior; las ganas de comenzar cada vez eran mayores. Ese fue el empujón que necesitaba.
Llegó el día de nuestra primera visita y mientras iba a aquella organización, Faisem en mi caso, pensaba que realmente era yo quien iba a ayudar a aquellas personas, que era yo el que iba a ir a hacerles pasar un buen rato. Pero cuando llegué lo primero que recibí fue cariño por su parte; comenzaron a tratarnos como si fuéramos grandes conocidos y eso me hizo sentirme maravillosamente bien.
Mientras estaba allí me di cuenta de que no era yo el que estaba ayudando a aquellas personas, sino todo lo contrario, eran ellos y ellas quienes estaban ayudándome a mí. Me hicieron darme cuenta de que teniendo una simple conversación o ayudando a alguien a hacer unas simples manualidades estaba haciendo a una persona feliz. Y al final fui yo el ayudado, fui yo el que se sentía mejor que genial, ya que dando cosas muy simples lo que recibí fue gigantesco.
Esto se repetía semana tras semana: en el Centro de día Alfaguara, en el Plan Integral, en la Asociación Jabalcón, etc. Y cada vez me hacía sentir mejor, me hacía darme cuenta de cómo una cosa diminuta me hacía sentir algo enorme y esto no lo había sentido nunca.
Finalmente me gustaría dar las gracias a Cáritas y a todos los responsables del proyecto “Jóvenes con Corazón”, ya que gracias a ellos he podido disfrutar de una experiencia inolvidable y enriquecedora.
Muchísimas gracias a todos.
Antonio M. Torrecillas Tudela
