Peregrinación a Tierra Santa: experiencia de un seminarista

Testimonio de Gerardo Rosales, seminarista de la Diócesis de Granada, tras participar en la peregrinación diocesana que tuvo lugar este verano a Tierra Santa, junto con nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, y un grupo de fieles.

Ya han pasado cerca de tres semanas desde que volvimos de ese lugar tan especial, acompañados en este viaje por el Arzobispo de Granada D. Javier, y un grupo de personas de todas las edades, de todas las condiciones, jóvenes, mayores, etc. Donde todos buscábamos un nuevo encuentro con Nuestro Señor, cada uno según sus circunstancias, pero llenos de ilusión.

Todo empezó con la celebración de la Eucaristía en la capilla del aeropuerto de Barajas, y durante esta celebración, cada uno ponía en manos de Dios sus intenciones. Yo le pedía al Señor que no fuera un viaje más, que fuera un encuentro, un encuentro para quererle más, para quererle de manera apasionada, para que me ayudará a afianzar más mi vocación a seguirle en el sacerdocio.

Durante ese encuentro, me iba imaginando que acompañaba a Jesús por esos lugares, pero escondido en la multitud, observando, escuchando, siendo uno más. Y de esta manera acompañe a María cuando le anunció que sería madre de Dios, y cuando íbamos por la Vía Dolorosa, entre mercados y bullicio de la gente, te veía a Ti Señor, y te pedía perdón por tantas veces que te he ofendido, pero te decía constantemente «Señor, tu lo sabes todo, tu sabes que te amo» y con esa fe que nos pides, cuando atravesamos el Mar de Galilea, te pedía que me acompañaras en los momentos en que las tempestades parecen que me van a hundir.

Y así transcurrieron un día tras otro, hasta que en el último día, me vino a la cabeza las palabras «que hacéis mirando al cielo», y volví a la vida cotidiana; llegamos a Granada.

Yo observaba las caras de mis compañeros de viaje, y creo que todos más que visitar Tierra Santa, lo que hicimos fue ir acompañando al Señor por esas tierras, para que ahora Jesús nos acompañe en nuestra tierra que es la vida.

«Que hacéis mirando al cielo», me vuelvo a repetir y nace la necesidad de hablar de Ti Señor a todo el mundo, porque durante unos días en Tierra Santa hemos leído los dos juntos, tu Quinto Evangelio.

Gerardo Rosales

Seminarista

Publicado en Semanario Fiesta de Granada y Guadix

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