«No hubo sitio para ellos» (Lc 2,7)

Las parroquias del Arciprestazgo de Cartuja siguiendo el compromiso de cada año, se hacen presentes por medio de esta carta navideña.

La cita de Lucas con la que encabezamos este escrito, está bien clara y nos parece de una tremenda actualidad en este siglo XXI.
Navidad suscita en todos nosotros, grandes y pequeños, alegrías, regalos, encuentros, comidas familiares, etc. Ya no hay distancias. Enviamos felicitaciones y esperamos respuestas. Estamos en un mundo globalizado. Todo esto es bueno y lícito.

Sin embargo, quedarnos en solo eso nos parece que sería obviar y oscurecer el sentido cristiano de estos días.

Navidad es ante todo celebrar sencillamente el nacimiento de Jesús en el seno de una familia humilde y trabajadora: María y José.

Si queremos que nuestra Navidad 2.016 sea auténtica, hemos de volver la mirada y el corazón a la Primera Navidad y, desde esa mirada contemplativa, situarnos en el tiempo que vivimos.

Estamos muy acostumbrados a oír y a proclamar que: nació en un pesebre, que el ángel llamó a unos pastores y lo más sorprendente: NO HUBO SITIO PARA ELLOS.

La Navidad en este sentido se repite año tras año. Y se podría decir que se repite de una manera escandalosamente recurrente en estos últimos tiempos.

Porque Jesús, el Dios con nosotros, es el INMIGRANTE Y REFUGIADO que cruzamos cada día. De ellos nos hablan los medios de comunicación constantemente. Y, desgraciadamente nos vamos acostumbrando a esta tragedia.

¿Qué nos dice la presencia del Inmigrante?

Las fronteras se protegen de manera cruel: vallas, muros, concertinas…

Las leyes se hacen cada vez más rígidas, más inhumanas.
Y los Refugiados e Inmigrantes siguen llamando: NO HAY SITIO PARA ELLOS.

La Navidad es tremendamente actual.
Mientras un porcentaje pequeño posee todo, la inmensa mayoría carece de todo.
NO HAY SITIO.

Esta realidad la oímos tantas y tantas veces que terminamos acostumbrándonos a ella y no nos afecta.
Navidad debe sacudir nuestras conciencias, si no es así, no hemos comprendido ni asimilado el sentido cristiano de esta fiesta.

El Papa Francisco nos invita a reivindicar las «TRES T»
TECHO-TRABAJO-TIERRA.

¡Cuántas personas no tienen eso tan fundamental como es un techo para cobijarse! ¿Qué busca el inmigrante que encontramos a diario?

¿Sabemos de dónde vienen? ¿De qué huyen? ¿Por qué ansiosamente buscan un sitio entre nosotros?

La ignorancia sobre la procedencia y las condiciones en las que viven estos hermanos nos llevan a preguntas muy poco humanas, anticristianas.

¿Por qué vienen? ¿No saben lo que hay por aquí?
¡Qué bien nos vendría pasar una temporada viviendo como ellos y allí donde viven….!
Tal vez seríamos más cautos en los porqués.

Pensemos que las migraciones son fundamentalmente un fenómeno de ruptura: separación de los suyos y de lo suyo.

Corte profundo con la sociedad de origen, en la que se habían socializado, en la que habían aprendido a ser y a estar. En cierta medida, lo aprendido allí, deja de ser válido y es cuestionado por el contraste que supone entrar en otro mundo.

Su estancia entre nosotros -además de las carencias vitales- está marcada por la tensión permanente entre conservar lo que se era allí y aprender a vivir como somos aquí.
¿Caemos en la cuenta del drama interno que vive ese «desconocido»?

¿Nos preguntamos qué habrá supuesto para esa persona un viaje luchando contra todo lo que aparezca en un camino desconocido para llegar no se sabe dónde?
El Papa reivindica Trabajo ¡cuantas familias en nuestro barrio y fuera de él, buscan día a día ese empleo que no llega! Todos conocemos las repercusiones de esta falta de trabajo en las relaciones familiares.

Ante carencias tan fuertes
Sin techo- Sin trabajo- Sin tierra

¿Qué podemos hacer?
Navidad puede y debe ser un buen momento para despertar en nosotros la conciencia de que «nada de lo humano puede sernos indiferente».

¿Qué podemos hacer?
No acostumbrarnos al sufrimiento de nuestros hermanos. Que su dolor nos siga doliendo. Y que se traduzca en gestos. Pequeños gestos de solidaridad, de comprensión, de ser capaces de reaccionar ante rumores: «vienen a quitarnos el trabajo……» ¿ por qué no se queda en su país?.

No olvidemos tampoco gestos reivindicativos que también existen en nuestra ciudad:
– Iglesia por un Trabajo Decente.
– Círculo de Silencio: no a las leyes contra los Inmigrantes.
– Red Granadina por la Acogida y el Refugio, etc, etc.

Interesarnos por estas plataformas reivindicativas, difundirlas, estar presentes en sus convocatorias, son gestos que están a nuestro alcance.
Hagamos gestos; los pequeños gestos son poderosos

No dejemos pasar la Navidad sin poner lo mejor de nosotros mismos en el empeño de que el mundo, nuestro mundo gane, no en tener sino en ser.
Que en todos crezca la Esperanza y el deseo de seguir haciendo caminos de Fraternidad y ojalá que consigamos que haya sitio para todos.

¡FELIZ NAVIDAD!

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