Este Agustino, este “hijo de San Agustín” -él lo ha dicho-, que ha sido misionero, que ha sido obispo en América Latina, en la diócesis de Chiclayo, a la que ha mandado un saludo; este nuevo obispo de Roma, que a su vez tiene una gran formación y ha presidido el Dicasterio para los Obispos, con lo cual conoce al Episcopado de todo el mundo, es una bendición para todos.
Ahora requiere de todos nuestro cariño, nuestro apoyo, nuestra oración y, al mismo tiempo, la fidelidad de la Iglesia a quien es el nuevo Pastor. Pero también asumir su doctrina que en su discurso -mejor, en esa locución que nos ha hecho desde el balcón de la Basílica- hay una palabra que se ha repetido muchas veces: y es paz y es unidad.
Pues, eso es lo que queremos que nos traiga este nuevo Papa al mundo; que sea el gran vocero de la paz entre las naciones y, al mismo tiempo, esa unidad en la Iglesia, en la fe y en la caridad.
Damos gracias al Señor, pedimos a la Virgen, a la Reina de los Apóstoles, a la que está en oración, como nos dicen los hechos de los Apóstoles, con la Primitiva Comunidad Cristiana, con los Apóstoles, que proteja, que cuide al Papa León XIV.
+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada
8 de mayo de 2025