Con una tradición de ocho décadas a sus espaldas, el colegio diocesano Virgen de Gracia es uno de los referentes educativos de Granada. Su forma de enseñanza se centra en el desarrollo integral de las capacidades de los alumnos, tratando de sacar lo mejor de métodos educativos como los de Howard Gardner o María Montesoori, dentro de la propuesta espiritual católica.
El Virgen de Gracia nació en los años 40, abriéndose como seminario diocesano a las necesidades educativas de la época. Dentro del marco educativo de los años 80, el centro empezó a emprender un nuevo rumbo educativo, incorporando lo mejor de las distintas metodologías educativas de la época.
La clave del éxito de este colegio es la de que el niño se vaya convirtiendo en el protagonista de su propio aprendizaje, descubriendo y potenciando sus mejores cualidades. Ellos mismos describen su metodología como la de un “sistema semiabierto”, que trata de incorporar lo mejor de los descubrimientos de la neurociencia, de la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner o la pedagodía Montesoori.
APRENDER HACIENDO
Una de las claves de la enseñanza de este colegio, declarado en 2019 mejor colegio de Andalucía en los premios Andalucía Excelente, es que cada alumno vaya descubriendo sus destrezas y habilidades de pensamiento crítico.
Desde los primeros años se pretende que el niño entre en contacto directo con las cosas, dando peso a la necesidad innata de aprender que trae cada uno. Las clases de primaria tiene una disposición especial, con materiales preparados para que ellos aprendan experimentado en contacto directo con las cosas.
Este proceso continúa a lo largo de toda la educación primaria, secundaria y del bachillerato, conscientes de que cada alumno es diferente, e intentando respetar los ritmos de aprendizaje de cada uno. “El profesor ya no es el protagonista sino un guía facilitador”, dice la coordinadora del Proyecto Pedagógico del centro, María Ángeles Urbano. “Los niños van tomando conciencia de sus propias habilidades para su propio desarrollo, de modo que incluso pueda llegar a hacer una autoevaluación de su trabajo”.
TRABAJO INTERDISCIPLINAR
Una vez que cada alumno va descubriendo y potenciando sus inteligencias más destacadas, se intenta que estas crezcan armónicamente junto a las demás.
El modelo de trabajo es por proyectos, de modo que la lingüística esté en relación con el resto de asignaturas como la biología, las matemáticas o el arte. “Unimos dos o tres materias en un mismo contenido y nos preocupamos porque el alumno se aproxime a ellas desde la disciplina de mayor facilidad para él”, explica Urbano. “Esto posibilita que un chico que tenga dificultad en matemáticas, pueda aproximarse a ellas, por ejemplo, desde la inteligencia lingüística y así hacerlo mejor”.
Un ejemplo de proyecto puede ser el estudio de un templo romano desde el punto de vista del arte, considerando la historia y también la geografía. Otro de los últimos proyectos ha sido sobre la Semana Santa, abordado desde las distintas materias.
QUE FLOREZCA LA CREATIVIDAD
Para el colegio Virgen de Gracia, lo que pretende una inteligencia es llegar a la excelencia, a una mayor profundidad y a la capacidad de debate crítico. Este desarrollo considera también la importancia de las emociones y la capacidad de empatía de cada alumno.
La educación católica, propuesta siempre por el centro, debe de conectarse con todas estas destrezas y habilidades. Nace como una propuesta que los alumnos están llamados a acoger, de manera que pueda irse impregnando en su vida diaria. La idea es educar el sentido de la gratuidad, la donación y el servicio desinteresado.
“Buscamos educar a niños felices que desarrollen su creatividad”, concluye Urbano. “Cuando educamos esa mente humanística y selectiva del alumno, pueden darse cuenta de que la inteligencia espiritual cristiano católica es la que llega al corazón”.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada