Reflexión y oración del Vicario Territorial de la Zona I, ante la Sagrada Imagen de la Hermandad de la Santa Cena, en su estación de penitencia en la Catedral el Domingo de Ramos.
De la primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios:
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: “Este es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía”.
Señor Jesucristo, en el Pan de la Eucaristía nos pides: dad de comer. Tu Pan es fuerza divina para los enfermos y es perdón para los pecadores. Y el peligro de separarse de tu Eucaristía, conlleva el prescindir de tu cuerpo, de sus implicaciones y hacer una fe sin compromiso, acomodaticia y conformista.
Tú, Señor, que te hiciste cuerpo, sabes que el amor pasa por el cuerpo. Tu cuerpo en la Eucaristía ayuda a descubrir que el amor siempre compromete, al cuerpo, al alma y a la persona entera. El amor es gratuito y sacrificado. El amor se preocupa del que tiene hambre, está enfermo o es pecador. Nunca el amor es un entretenimiento, una evasión, una emoción intensa y breve. Amar es algo más. Sin donación gratuita, sin sacrificio y sin perdón, no hay amor. Habrá otras cosas que confundan y entretengan, pero amor, ciertamente no.
La Eucaristía –el amor de los amores- es necesaria para ser creyente. Se trata del Sacramento de la Fe. Sin ella, se pierde la fe.
Te pedimos Señor, por esta Hermandad de la Santa Cena y su parroquia de Santa Escolástica. Te pedimos por todos los sacerdotes, para que vivan que la Eucaristía es lo más importante de sus vidas. También Te pedimos por los jóvenes que se atreven a superar el miedo y se disponen para ser sacerdotes. Y Te pedimos por tantos niños que en los próximos días harán su Primera Comunión.
ORACIÓN:
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.
Francisco Tejerizo
Vicario Territorial Zona I (Granada)
Plaza de las Pasiegas
14 de abril de 2019